Capitulo 31

17 0 0
                                    

TAYLOR

Hoy de cumplían exactamente once años desde la muerte de mi padre. Ya no quedaban hombres en mi familia excepto yo.

Lo recuerdo como si hubiera pasado hace un segundo. Me hacia mal recordarlo,pero hoy era necesario. A la gente normalmente le quedan cosas pendientes por hablar. A mi me quedaba pendiente una vida entera de su ausencia.

Estaba en mi casa. Tenia ocho años. Hacia la tarea de la escuela sobre la mesa. Mi madre preparaba helado casero,era verano. Yo tenía puesto mi bañador,ibamos y veníamos de la piscina para refrescarnos.

Sono el teléfono de mi casa y fui yo el que contesto. La voz de una mujer que me pedía por mi madre me dio mala espina. Le di el teléfono a mi mamá.

Ella comenzó a temblar y poco a poco sus ojos se llenaban de lágrimas. No reaccionaba,entonces le quité el teléfono de las manos y corté pensando que le habían dicho algo malo.

—Taylor,toma tus cosas—su tono era desesperado.

Lo único que hizo fue tomar su bolso así como estaba y las llaves del auto. Yo no entendía nada. Le preguntaba que pasaba y no me respondía. Estaba tan mal...aún no entiendo cómo no tuvimos un accidente ese día,como pudo conducir sin problemas.

Llegamos a un hospital. Fui arrastrado de el brazo por las escaleras. Llego a una puerta,como si supiera que era la correcta. Una enfermera estaba afuera y nego con la cabeza.

Supe que algo no iba bien cuando mi madre me dio dinero y me dijo que vaya a comprarme algo a la cafetería de el hospital.

Obedeci. Siempre fui alto para mi edad,y me sentía gigante a un lado de mis compañeros de clase. En ese momento me sentí minúsculo,como si todo y todos estuvieran por comerme. Y aún no sabía lo peor...

Pedí un chocolate caliente y el vuelto de caramelos. Me senté en una mesa,mis pies no llegaban a el suelo. Observaba a la gente. Todos estaban con algún acompañante. Me sentía orgulloso de ser tan pequeño (sabia que era un niño) y estar solo ahí. Me sentía grande,eso,un niño grande.

Todo se derrumbó cuando mamá llegó. Estaba con mi tía,la hermana de mi padre. Ambas lloraban e intentaban ocultarlo

—Taylor—mi madre se arrodilló enfrente mío.

—¿Vamos a casa mamá?—pregunte impaciente—¿Los primos también vienen?—eso me hizo ilucion.

—Vamos a casa hijo...pero hay algo que tienes que saber. ¿Tu eres mayor,no? Vas a tomarlo con responsabilidad.

—Si,mi maestra dice que soy muy maduro—comente orgulloso.

—¿Recuerdas cuando te conté lo que era la muerte?

Asenti. Creía saberlo perfectamente y entenderlo. Ella me llevó a la terraza de el hospital. Había gente fumando y otros tomando aire.

—¿Vez esa estrella?—señaló el cielo. Asenti.—Ahora papi está ahí.

Mi mundo se derrumbó. No podía asimilarlo. No tenía y aún no tengo la madurez para asimilarlo. Nadie nunca está preparado para aceptar la muerte. Por más natural sepamos que sea. No lo sabes hasta que pierdes a alguien.

Al otro día mi madre junto fuerzas para enfrentar a los amigos y familia. No sé cómo lo hizo,yo no podía nisiquiera levantarme de la cama.

Un accidente automovilístico. El iba saliendo de el trabajo,un auto lo atropello. Algo tan simple como cruzar una calle podía costarte la vida.

Mis amigos no tardaron en llegar. No me dijeron nada y yo tampoco deseaba oírlos. Me largue a llorar por más que lo evitara. Estaba destruido y eso no podía negarlo. Le di un último abrazo a Jason y me dirigí a la piscina.

El Guitarrista. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora