18.

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En cuanto salió de la empresa, lo primero que hizo fue buscar con la mirada a cierto moreno el cual no tardó demasiado en encontrar; Zayn estaba a un lado de su auto con su teléfono pegado a la oreja. No sé dió cuenta de la presencia del ojimiel hasta que esté tocó su hombro con la punta de su dedo, haciéndolo sobresaltar.

— ¡No me toques! — chilló girandose hacia él con sus ojos bien abiertos y su pecho subiendo y bajando con fuerza. Parpadeó ladeando la cabeza, relajándose al instante. — Oh, Liam. No debes hacerme eso. — reprochó frunciendo el ceño.

Payne soltó una risa por lo bajo.
— Lo siento, no pude evitarlo. — se disculpó encogiendo sus hombros. — ¿Nos vamos?

— Oh, si, claro. — una voz lejana se escuchó provenir del teléfono. — Aguarda un segundo. — volvió a llevarse el aparato a la oreja. — Luego te llamo yo, Ricitos... Si, está bien... No, no, no sería conveniente... Porque te digo que no... Harry, no me hagas enojar... Ya soy mayor, no me digas que hacer... Bueno, ¿Podemos comer creme brulee? De acuerdo, ¿Y puedes preparar ese jugo que me convidaste anoche? Si, ese que tiene hielo y lo preparas en la licuadora. Bueno, adiós. — y colgó. — Perdón por haberte hecho esperar, ¿Vamos? Traje el auto por si no entran todas las cosas que quieras llevarte en el tuyo. — explicó mientras señalaba el auto detrás suyo.

— Genial, gracias por eso. Sigueme entonces.

Asintió y cada uno subió a su respectivo auto, Liam tardó unos segundos en aparecerse ya que él tenía el suyo en su estacionamiento.

El viaje duró muy poco, ya que estaba a solo diez cuadras de la empresa; en el transcurso del día, Liam se encargó de hablar con el arrendador para poder terminar con el contrato del alquiler. Agradeció el hecho de haber tenido que pagar la entrada ya que ahora no tenía que pagar nada más. El señor Sheen estaba esperándolo para terminar este personalmente. Una vez finalizado todo, le dijo que tenía tres días para desalojar todas las pertenencias, pero tres días eran más que suficientes ya que no tenía muchas cosas allí.

En cuanto el señor Sheen abandonó el lugar (ya que aún no habían entrado ellos a la habitación del departamento, solo fue el dueño quien revisó todo.) Payne tuvo que tomarse el tiempo para poder poner un pie dentro. Sabía que sería difícil, pero no imaginó que iba a ser tanto.

Creía que estaba mejor que los días anteriores, que estaba superando aquel abuso, pero en cuanto entró a la habitación, se dió cuenta que aún no estaba listo para ello.

Respiró profundamente, apretándose el puente de la nariz y cerrando sus ojos tratando de no romperse a llorar ahí mismo, sin embargo, una mano tomó la suya y giró su rostro en el momento en que sintió un pequeño beso en su dorso.

Los ojos ámbar se encontraron con los suyos, se quedaron así, solo viéndose hasta que Malik apretó levemente su mano.
— Tranquilo, Liam. No estás solo en esto. No puedo decirte que sé cómo te sientes, no podría decirte que se te pasará de un momento a otro, pero si puedo decirte que estaré aquí para ti.

Sorbió su nariz antes de atraer al menor entre sus brazos y rodearlo con fuerza, escondiendo su rostro contra su cuello.
— Gracias, Zee.

Una tímida mano acarició su espalda.
— No debes agradecerme nada.

Se quedaron abrazados unos minutos más hasta que el rubio reunió fuerzas y se separó, limpiando sus lágrimas y asintiendo.

Todo estaba igual a como había quedado el viernes por la noche, obviamente, los oficiales se encargaron de inspeccionar todo para buscar pruebas y también reconstruir el hecho para el juicio.

Con Zayn, había aprendido a dejar todo ordenado, por lo que al ver como estaba la habitación, sintió una punzada más de incomodidad.

— Está todo hecho un desastre. — dijo en un murmuro. Se acercó a la cama y se cruzó con una mancha de sangre en la alfombra. — Dios, Tommo hizo un buen trabajo con su golpiza.

¿Can I hold you again? (ZIAM MAYNE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora