25.

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La puerta se abrió y un jadeo se escapó de sus labios mientras negaba y sentía sus manos temblarle.

— Hijo... — dijo una horrorizada Karen y quiso acercarse al ojimiel, sin embargo, este dió un paso hacia atrás.

— No... Mamá, dime qué no es verdad... Por favor... Por favor, mamá. — rogó entre sollozos

Tragó duro e intentó volver a acercarse, fallando nuevamente.
— Cariño, entra, hablemos de esto. — dijo con un hilo de voz, tratando de no romperse a llorar en ese momento.

— ¡No! ¡No puede ser cierto! ¡Mí Zayn no tiene cáncer! ¡No lo acepto! —  gritó antes de ir a toda prisa escaleras abajo, ignorando los gritos de su progenitora pidiéndole que se detenga, pero él no lo hizo.

Salió prácticamente corriendo fuera de la casa hacia su auto y aunque su madre le siguió el paso, no pudo hacer nada cuando él arrancó y lo sacó a la acera, conduciendo a una velocidad más alta de la que debería.

Necesitaba respuestas, necesitaba verlo. Necesitaba saber que era una puta mentira y que su pequeño bebé estaba bien.

Cuando llego a la residencia Malik, lo primero que hizo fue detener el auto de sopetón, bajó corriendo y no se dió el lujo de tocar timbre, sino que comenzó a golpear como un loco la puerta.

— ¡Zayn! — chilló aún más fuerte sin parar de golpear la puerta de entrada, la cual se abrió después de unos segundos y una Trisha algo asustada se dejó ver.

Tenía ojeras debajo de sus ojos caídos, se la notaba agotada y sin muchas fuerzas, pero eso mucho no le importó en ese momento, solo tenía una cosa en mente.

— Liam, ¿Que-...

— Necesito ver a Zayn y voy a entrar a verlo. — interrumpió en un tono de orden, antes de pasar por su lado directamente hacia las escaleras, subiendo por las mismas hasta que estuvo frente a la puerta de la habitación del azabache.

Entró sin esperar un segundo y entonces lo vió, estaba acostado, de espaldas a la puerta, en posición fetal. El movimiento lento de su cuerpo le indicaba que Malik se encontraba dormido, por lo que aún agitado y con el corazón a punto de salirse de su pecho, se acercó rodeando la cama y yendo hacia el lugar libre a un lado del menor.

Entonces ahogó un jadeo cuando observó el estado en que Zayn se encontraba. Estaba rapado, pronunciadas ojeras yacían debajo de sus hermosos ojitos, su rostro estaba más delgado y pálido.

Aún así, era el ser más hermoso ante sus ojos.

Se dejó caer lentamente en el espacio disponible, sin quitar la vista del moreno y recostandose de modo que quedase frente a él.

—  Zayn. — murmuró por lo bajo, tragando duro y parpadeando para quitar las lágrimas.

Los párpados ajenos comenzaron con lentos movimientos, hasta que un par de orbes ámbar lo miraron soñolientos y luego comenzó a parpadear tratando de despavilarse hasta que frunció el ceño.
— ¿Liam? — su voz salió rasposa y baja cuando negó. — No... No me veas así. — lloriqueó tratando de moverse pero sin mucho éxito.

— ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué, Zayn? — preguntó dolido mientras sorbía la nariz.

— No me veas, Liam. No me veas así. — repitió con sus ojitos húmedos. —

— ¿Por qué me escondiste esto? ¿Por qué no me dijiste que tienes... — entonces no pudo terminar la frase cuando otro sollozo escapó de sus labios.

Negó mientras levantaba su mano hasta acercarla al rostro del ojimiel.
— No, no llores, bebé, no me gusta verte llorar. — dijo aunque él se encontraba igual. — yo no te lo dije porque... Porque no quería que me vieras así, porque no mereces otro problema en tu vida, esto no es lo que tú mereces, no soy lo que mereces, Liam.

¿Can I hold you again? (ZIAM MAYNE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora