27.

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Cuando giró hacia su calle, se encontró con el Audi R8 negro del ojiazul aparcado frente a su casa, aparcó el suyo en el garaje y bajó del mismo hasta llegar a la entrada, para luego, adentrarse a su hogar. Dejó su abrigo en el perchero, caminando hacia la sala en donde se encontró con su madre siendo acompañada por el castaño; estos se encontraban en una baja conversación, la cual se cortó al instante en el que se apareció por el umbral de la sala. Los ojos zafiro buscaron los mieles, al mismo tiempo que intentaba encontrar algún gesto de tensión, molestia o enojo; sin embargo, Liam se mostraba en serio. Karen se levantó y trató de sonreír, formando solo una torcida sonrisa, estaba muy nerviosa por el hecho de no saber cómo se encontraba su primogénito.

— Mí amor. — saludó la mujer viendo de su hijo hacia su hijo adoptivo.

—Hola, ma. — respondió cruzando sus brazos. — Louis, ¿Me acompañas a mí habitación, por favor? — agregó haciendo un gesto con su cabeza hacia el lado de la escalera para luego girarse e ir hacia ellas.

Tomlinson respiró profundamente antes de darle un asentimiento y una pequeña sonrisa a Karen, para intentar tranquilizarla.
—Todo está bien, mamá. No te preocupes. — dijo antes de seguir al ojimiel.

Liam estaba esperándolo dentro de la habitación, parado en medio de esta, aún con sus brazos cruzados y su rostro serio, el ojiazul volvió a inhalar de alcanzarle.

Cerró la puerta detrás suyo y se quedó apoyado contra ella, fijando su vista en la contraria antes de negar e impulsarse para ponerse frente a él.
—Liam, si estás enojado conmigo primero déjame decirte las razones por las que-...

Sus palabras quedaron interrumpidas en la punta de su lengua cuando el rubio lo atrajo en un fuerte abrazo que no tardó nada en corresponder, abrazándolo con la misma intensidad y sintiendo como un gran peso abandonaba sus hombros.

— No estoy enojado contigo. — murmuró contra su cuello. — no lo estoy.

Sus ojos se humedecieron mientras asentía y apoyaba su mandíbula sobre el hombro del menor.
—Lamento no habértelo dicho, pero no me correspondía hacerlo yo. Además, no podía decírtelo, no quería que recaigas, Liam. — Se separaron y aprovechó ese momento para limpiar las lágrimas que habían bajado por las mejillas del ojimiel.

Asintió.
— Lo entiendo, es solo que... Es una mierda, Tommo.

— Si que lo es. Pero no debes deprimirte, ven, vamos a sentarnos. — sugirió tomándole la mano y llevándolo hacia la cama en donde ambos se acomodaron en sus típicas posiciones; Louis sentado apoyándose contra el respaldar mientras que Liam se acostaba, apoyando la cabeza sobre las piernas del castaño, así este comenzaba a hacerle caricias en su cabello. — siento mucho que te hayas enterado de esta manera, Payno.

Cerró sus ojos, disfrutando de las caricias relajantes de su mejor amigo.
— Fue como si me hubieran dado veinte golpes contra el estómago de una sola vez. — respondió. — No te imaginas lo doloroso que fue ver a mí Zayn en ese estado. — apretó los ojos con fuerza para no romper a llorar.

— Es un momento difícil para él. Esta luchando con esa enfermedad de porquería y estoy seguro que saldrá bien.

— Se que mí bebé va a salir de esto, es muy fuerte.

— Lo es. ¿Como te encuentras tú?

Suspiró.
— Estoy muy confundido ahora. No sé cómo explicarlo. Estoy muy enojado y triste, pero también estoy feliz ahora.

— ¿Feliz por qué? — preguntó extrañado.

Abrió sus ojos y sin poder evitarlo, dejó escapar una brillante sonrisa.
— Nos besamos.

¿Can I hold you again? (ZIAM MAYNE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora