¿Can I hold you again? (ZIAM MAYNE)

30.

Los días pasaron y la fecha de la operación ya había llegado.

Después de casi un mes de la detención de las quimioterapias, Zayn al fin estaba estable para poder ser intervenido quirúrgicamente. El día anterior había sido internado para la preparación ya que el horario era a primera hora, así que allí estaban, el quirófano estaba terminando de ser preparado para el uso de los profesionales y ellos tenían esos pocos minutos para poder verlo antes de que se lo llevarán.

Y allí estaba Liam en la sala de espera, acompañado de sus padres; su primo Ross y Josh, Harry y Louis estaba en camino, ya que necesitaba cerciorarse de la empresa.

Malik estaba en la habitación con sus progenitores. No iban a decirlo en voz alta, pero se sentía el miedo y pánico en el aire, los médicos le hablaron el día anterior para volver a explicarle el procedimiento detalladamente, intentando darles tranquilidad, sin embargo, era una situación difícil para todos allí presentes.

Después de que los señores Malik salieron del cuarto, pudieron entrar sus amigos, el ojimiel les había permitido entrar antes que él porque necesitaba reunir todas las fuerzas posibles y no sufrir una crisis estando junto a Zayn; el bajo llanto de Trisha solo le ponía más nervioso, pero no podía culparla, su hijo estaba a punto de ser operado.

En cuanto fue su turno, se tomó unos segundos para poder respirar profundamente y luego, tomó la perilla, abriendo la puerta y cerrando la misma detrás suyo.

Zayn estaba sentado con sus manitos juntas, la típica bata azul que era más grande que su cuerpecito y sus ojos posados en el movimiento de sus dedos girando sobre los contrarios, hasta que levantó la mirada; los brillosos ámbar se encontraron con los humedecidos mieles.

Ninguno dijo una palabra hasta que el ojimiel estuvo sentado a su lado. Entonces extendió sus manos para tomar las contrarias y besarle los dorsos, para posteriormente, comenzar a acariciarlos con sus pulgares.

— ¿Estás muy nervioso, vida mía? — cuestionó en un tono bajo.

Hizo una mueca mientras ladeaba la cabeza, sin quitar la vista del rostro de Payne, quien no había podido mantener mucho más la conexión de sus miradas o se rompería a llorar.
— Lo estoy. — respondió en el mismo tono. — pero estoy nervioso porque no me dejas ver tus ojos.

Entonces levantó la mirada y tuvo que tragar duro.
— ¿Y ahora sigues nervioso? — intentó que su voz no le temblará.

Negó y sus comisuras se elevaron un poco.
— No, tú me das paz y tranquilidad, bebé. — contestó. — tengo algo para ti. — agregó para luego sacar de debajo de su almohada un sobre blanco y extendiéndolo hacia él.

Se le quedó viendo, no obstante, no pudo moverse de su lugar.
— ¿Que es?

— Te escribí una carta, por si las cosas salen-...

— No, Zayn. — interrumpió mientras negaba. — No digas eso, tu saldrás bien y lo que sea que hayas escrito allí, me lo dirás cuando despiertes después de la operación.

Sus ojos se humedecieron y entrelazó su mano con la temblorosa del ojimiel.
— Quiero que la leas, terminé de escribirla anoche para ti. — contó. — Todo puede salir bien, o no. Es por ello que hice esta carta, porque... Porque si las cosas salen mal, no quiero dejarte solo y que intentes hacer esto de nuevo. — dijo para después girar ambas manos del mayor y tocando las cicatrices en sus muñecas.

Soltó un bajo jadeo mientras intentó esconderlas aunque Malik lo detuvo. Volvió a negar antes de preguntar:
— ¿Como... Como lo supiste? Intenté ocultarlas de ti.

— Tuve que unir algunos puntos y todo terminó encajando. — Explicó para luego juntar sus frentes. — no quiero que vuelvas a lastimarte ni que sufras depresión. No tengo miedo de morir, Liam. Tengo miedo de lo que pueda pasarte a ti. Por ello, quiero que la leas y así, cuando te sientas solo... Podrás sentir que estoy allí contigo.