Contrato de sangre

936 170 210
                                    

Pov: Myoui Mina.

Mi mentón punzaba a pesar de que tenía mis dedos presionados contra la lastimada piel. Suspiré utilizando mi mano libre como apoyo para poder colocarme de pie, mientras que el incómodo silencio envolvía la amplia habitación. Él, me observaba fijamente mientras que las chicas trataban de detenerlo, parecía estar furioso, pero a la vez asustado, como si realmente temiera que yo tomara la decisión de acabar con su miserable existencia, no lo pensó bien si ahora se está arrepintiendo, pensé manteniendo mis ojos fijos en su rostro, si hubiese sido la antigua Mina, ahora mismo estaría siendo arrastrado hacia la horca, o quizás a un lugar peor, y se me erizaba la piel de la simple idea de imaginar hasta qué punto hubiese sido capaz de llegar la antigua dueña de este cuerpo. El chico apretó los labios dando un paso hacía atrás, parecía que estaba cediendo a las súplicas de Sana, pero yo estaba completamente segura de que él solo estaba asustado de empeorar las cosas. Si era sincera, no había estado en mis planes el amenazarlo con la muerte, gran parte de mi entendía perfectamente del por qué decidió darme un puñetazo, pero la otra, la que yo particularmente no conocía, simplemente estaba lo suficientemente furiosa como para poder aceptarlo con tranquilidad. 

El chico, que por cierto aún no se presentaba, simplemente bufó girando su rostro hacia otra dirección, por lo menos discúlpate, pensé fastidiada a la vez que bajaba la mano de mi rostro para poder apoyar ambas palmas contra mi cintura. Me quedé en silencio, no entendía muy bien cómo es que él se enteró de que estaba en compañía de la princesa en el interior de mi habitación, aunque claro, la verdad es que tampoco me importaba quién o cómo fue que se informó, o por lo menos me gustaría creer que pensaba eso, pero si era completamente sincera conmigo misma, una parte de mi mente no podía dejar de cuestionarse qué tipo de relación tenían entre los dos, porque por su manera de actuar parecía que ella le importaba demasiado, así que no sabría decir si eran amigos o amantes. Mantuve mis ojos puesto sobre él, se veía ansioso, con las mejillas ligeramente pinceladas en un llamativo tono carmesí que me hizo sentir desconcertada, pero rápidamente comprendí el por qué de su reacción; la princesa seguía estando semidesnuda con su torso prácticamente adherido al del adolescente, pero al parecer, ella no había caído en cuenta de ese pequeño pero importante detalle. No se el verdadero motivo de mi molestia, pero notar como sus cuerpos se juntaban me fastidio lo suficiente para sentirme irritada.

—Princesa...—rompí el incómodo silencio manteniendo mis ojos aún fijos sobre el alto desconocido. Lo observé con una expresión neutral, rápidamente y como era de esperarse reaccionó sorprendido ante la manera en que había llamado a la joven muchacha. Velozmente la mencionada giró su rostro, a pesar de que no hice contacto visual con ella, podía sentir sus penetrante mirada fija en mi cuerpo; quizás sintiéndose igual o más desconcertada que nuestro querido no invitado—deberías vestirte—aconsejé deslizando mi mirada del aun sonrojado rostro del intruso para centrarme en la pelinegra. La chica amplió los párpados a la vez que agachaba la mirada viendo su delgado cuerpo desnudo. Su rostro se iluminó de un bonito color rojizo mientras que, instintivamente llevaba ambas palmas contra su abdomen tratando inútilmente de cubrir su piel desnuda—...—guardé silencio mirando atentamente como Sana se alejaba del desconocido para tomar las sábanas y arrancarlas del colchón. Velozmente se acercó donde la joven princesa y trató de cubrirla, mientras que el chico simplemente miraba hacia el techo, sintiéndose lo suficientemente avergonzado como para hacerle frente—oye... tu, ¿Cómo te llamas?—traté de que la situación no se centrara en la desnudez parcial de la princesa. 

A pesar de que él no respondió, de todas formas me mantuve tranquila, gran parte de mi sabia que perder el control en esta tensa situación solo empeoraría las cosas para mi, pero era difícil lograrlo cuando él no estaba colocando de su parte. Nuestros ojos hicieron contacto directo, la ira con la que me veía comenzaba a molestarme. De repente alguien más ingresó en la habitación, ¿Hoy es el día de invadir mi privacidad? pensé girando mi rostro para ver cómo ingresaba Sir Felix en compañía de Sir Jackson, rápidamente hice contacto visual con ambos. Ellos ni siquiera estaban intentando ocultar su molestia, deliberadamente ambos, desenvainaron sus espadas al notar la marca rojiza bajo mi mentón y apuntaron directamente contra el pecho del aún desconocido muchacho demostrando en un completo silencio lo dispuestos que estaban en matarlo. El chico rápidamente apretó la mandíbula mientras que veía con desprecio a mis jóvenes caballeros.

¿La villana ha cambiado? [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora