Un dulce cuento

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Pov: Myoui Mina.

Me removí en mi sitio sintiendo los párpados extrañamente pesados, instintivamente entreabrí los labios soltando un suave gruñido ante la frustración que invadió mi cuerpo en el momento que logré sentir como algo volvía presionarse cálidamente contra mi mejilla expuesta, como si estuviese intentando llamar mi atención, los recuerdos de estar junto a Mina me invadieron así que irritada de comprender que nuevamente estaba con ella me hizo estirar mi mano golpeando la mano ajena, queriendo que la mocosa dejara de molestarme. Para mi suerte mis dedos llegaron a tocarle así que rápidamente detuvo su acción. Suspiré acomodándome en lo que supuse que era mi cama, demostrándole con esa simple acción que no me importaba estar otra vez con ella; ya le había dejado en claro que no aceptaría nada que tuviese relación con su persona, y como estuvo en silencio por tanto tiempo creí que había comprendido que jamás le daría la oportunidad de regresar, pero al parecer, me había equivocado. Intenté volver nuevamente a conciliar el sueño girando mi cuerpo, pero a pesar de que de verdad traté de dormir, ese extraño relieve que comenzaba desde mis hombros hasta la cabeza, como si estuviese con dos almohadas, me hicieron mantenerme ligeramente alerta. Velozmente la presión que tuve contra mi mejilla volvió hacerse presente, pero esta vez contra mi frente. Molesta por el contacto moví impulsivamente una de mis piernas logrando sentir ese electrizante dolor envolviendo una de mis rodillas ante el inesperado golpe que había recibido. Como era de esperarse, cualquier rastro de sueño se evaporó, así que amplié mis párpados queriendo saber con que demonios me había lastimado, pero para mi sorpresa lo único que pude ver fue ese bonito rostro cerca del mío con sus conocidos ojos curiosos de color dorados fijos en mi aturdida expresión, ¿Eh? pensé intentando procesar lo que estaba sucediendo. Antes de que pudiese siquiera entender lo que estaba pasando, mi cuerpo reaccionó levantándose de golpe ante la sorpresa que me había causado comprender que no estaba junto a Mina. Ante mi repentino movimiento no le di el tiempo suficiente a la sorprendida princesa de poder echarse hacia atrás, así que nuestras frentes colisionaron con la suficiente violencia para dejarme ligeramente mareada por el impacto, aunque claro, a pesar de que dolía, de todas formas me las arreglé para huir de su cuerpo cayendo directamente en el pequeño espacio libre que había entre ambos asientos. Arrugué el puente de mi nariz ante el dolor que atravesaba mi cabeza a la vez que llevaba una de mis palmas contra la zona afectada sintiendo mi piel punzando por culpa del daño recibido mientras que veía con pavor la manera en que mi acompañante había dejado caer sus dedos contra su frente, parecía estar sorprendida, o quizás asustada, la verdad es que no sabía como interpretar la extraña manera con la que me veía. 

Tragué saliva sintiendo como, de mi pecho lentamente el calor comenzaba a subir, rodeando mi blanquecino cuello, continuando con mis pómulos hasta terminar en las puntas de mis orejas. No tardé mucho en lograr comprende que me había quedado dormida en el interior del carruaje cuando estaba de servicio y si en sí, eso ya no fuese lo suficientemente malo, había tenido el atrevimiento de dormir sobre mi prometida utilizando sus suaves muslos como una improvisada almohada. Hice todo lo posible por retroceder; la vergüenza junto con la ansiedad atacaban violentamente mi sistema, pero no había forma de poder mantener mi espacio personal, el chocar mis hombros contra el borde de la silla era un fiel recordatorio de que esta vez, estaba completamente atrapada. Observé con nerviosismo como mi acompañante continuaba con su mano sobre su frente, sus mejillas velozmente comenzaron a teñirse de un fuerte tono carmesí, posiblemente ante el dolor que debía estar sintiendo por culpa de mi estupidez. Apreté mis labios sin saber que decir a la vez que deslizaba mi palma de mi frente en dirección de mi nariz dejándola descansar en mi delgado tabique mientras que las yemas de mis dedos chocaban contra mi mejilla y parte del comienzo de mi quijada. Deseaba con todas mis fuerzas que la tierra me tragara de una buena vez, quería simplemente desparecer, mientras que era capaz de sentir la violencia con la que la sangre viajaba por mi torrente sanguíneo dejando mi cuerpo completamente sensible. 

¿La villana ha cambiado? [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora