Veredicto

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Mi cara luego de escribir este capitulo —> D;

Pov: Myoui Mina.

Estaba acostumbrada a trabajar bajo presión, pero este cuerpo definitivamente no sabía hacerlo, así que como ya tenía previsto lo que podría llegar a pasar, llevé mis temblorosas manos hacia los bolsillos delanteros de mis pantalones mientras que tomaba grandes bocanadas de aire tratando de disipar las ganas de vomitar que me abrumaban. Luego de ingresar en el amplio palacio del Rey, seguí en un completo silencio al Duque mientras que dos de los caballeros más fornidos iban a nuestro lado, el resto se mantuvo detrás de nosotros. Ingresamos en una amplia habitación, mi padre rápidamente me dijo que, a pesar de que habían más de un Marqués, Barón, Conde y Vizconde, solo había un Duque, así que por ese motivo el Rey eligió a cada uno de los títulos que mejor le convenía; o sea, si habían seis Marqueses, en la habitación la cual se llevaría acabo mi juicio solo estaría uno que sería considerado como el vocero de los Marqueses. Como era de esperarse, no fui bien recibida, ya sea por el hecho de que era la única mujer de la habitación o en sí, porque tenía una asquerosa reputación. Los hombres, de mediana edad solo saludaron al Duque, como si mi existencia en sí, fuera algo insignificante para ellos, rápidamente llevé mis manos temblorosas contra el antebrazo del alto rubio al notar como este había entreabierto los labios, posiblemente queriendo ordenar que yo recibiera un saludo por su parte. Con el Duque hicimos contacto visual, traté sin cambiar mi expresión que él comprendiera que eso era lo que ellos querían lograr, que deseaban, lo más seguro, conseguir que él se molestara hasta perder el control, pero no iba dejar que eso pasase. A regañadientes mi padre aceptó caminando hacia una de las grandes sillas para tomar asiento, velozmente lo seguí en silencio mientras que los caballeros que nos acompañaban se pusieron detrás de nosotros. 

No hice contacto visual con ninguno de los presentes, tenía el presentimiento que, como nos les funcionó el ignorarme aprovecharían cualquier oportunidad que les diese para tratar de atacarme, aunque claro, no es como si en primer lugar eso me importara, ya que en definitiva yo no era realmente el blanco que ellos buscaban: solo querían tener la oportunidad de poder aprovecharse del Duque, y sabían perfectamente que eso se podría lograr si él llegaba a perder el control de sus emociones. A pesar de que la idea no me gustase, era consciente que de momento, el Rey era el único que mantenía la correa alrededor del cuello del Gran Duque, pero claro, también comprendí que el hombre sería capaz de romper todas las reglas y promesas con tal de mantenerme a salvo; en si, mi mera existencia era un peligro para el Duque.

No se realmente cuanto tiempo pasó, estaba tan sumergida en mis propios pensamientos que a duras penas pude notar como el Rey había hecho acto de presencia. Esos aires de grandeza me sacaban de quicio, pero no dije nada al respecto. A pesar de que él en si, no me agradaba, no me quedó de otra más que hacer una suave reverencia para mostrar mis respetos, aun, si realmente no los tenía por él. 

Mi juicio se llevó a cabo.

Traté de prestar atención de lo que se estaba hablando, pero la verdad es que no entendía lo que ocurría en estos momentos; usan códigos y palabras extrañas, asi que fingi el estar comprendiendo para no parecer sospechosa. El Duque rápidamente tomó el mando de la situación, podía notar a la perfección el manejo que él tenía a la hora de dar su inesperado discurso, involuntariamente o no, uno no podía evitar creer en sus palabras; en sí, si él quería ser un comerciante, definitivamente le iría bien, porque tenía el don de hacer que la gente le prestara atención. Centré mi atención en los rostros de los demás presentes, se podía notar a simple vista la malicia en ellos mientras que oían la forma en que mi padre hacía todo lo posible para excusarme, pero no había forma de salvarme, por donde se viese yo estaba jodida. Me crucé de brazos, era obvio que ellos estaban esperando que el Duque diera por finalizado el monólogo para dar a conocer que él tomaría las responsabilidades de mis actos; si soy sincera, aun no tengo en claro como eran los castigos de esta época, pero lo más seguro es que ellos tratarían de exprimir lo más posible para conseguir algún tipo de beneficio del rubio.

¿La villana ha cambiado? [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora