Fallido plan

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Pov: Myoui Mina.

Algo presionó mi mejilla izquierda con la suficiente fuerza para llegar a incomodarme. Irritada agité suavemente mi cabeza con la intención de poder sacarme esa presión del rostro mientras que trataba de parpadear para ver al responsable, pero antes de poder notar su cara una luz cegadora atravesó mi cornea obligándome a volver a cerrarlos. Me quedé quieta, sintiendo el mal presentimiento lentamente subiendo de mi pecho hacia la cabeza; debía despertar. Nuevamente sentí la presión en mi mejilla, como si me estuviese llamando de esa manera, así que chasqueé mi lengua contra mi paladar mientras que, con fuerza abría mis párpados. Nuevamente la luz lastimó mi vista, pero esta vez pude resistirla. Me quedé quieta al darme cuenta que no estaba sola. Frente a mi estaba una chica de cuclillas con sus codos presionando sus rodillas y sus palmas aferradas contra sus delgados, pero prominentes pómulos. Me miró en silencio con ese par de orbes rojizas que penetraban prácticamente mi alma. Sin importarle la forma con la que su larga melena rubia ondeaba por detrás de sus hombros a pesar de que yo no sentía el frescor del viento, ella siguió quieta en su sitio. Llevaba puesto un bonito vestido negro que resaltaba su lechosa piel, parecía estar de luto, pero no entendía realmente el por qué, así que no dije nada al respecto. Seguí quieta y en silencio notando por el rabillo de mis ojos como su dedo índice completamente enguantado por una tela negra volvía a ejercer presión sobre mi mejilla como si estuviese tratando de asegurarse de que yo estuviese realmente despierta, así que era eso lo que me estaba incomodando, pensé regresando mi atención en Mina, viendo como ella solo mantenía su vista sobre mi, como si estuviese analizando mi comportamiento.

—¿Puedes dejar de lastimar mi cuerpo?—pidió en tono de pregunta logrando que yo frunciera el ceño por su repentina tranquilidad, para luego simplemente elevar mi mano dándole un manotazo queriendo alejar su tacto lo más rápido posible, ¿En serio acaba de pedirme eso? pensé sorprendida de, primero que me estuviese pidiendo algo en vez de ordenarlo, y segundo que fuese principalmente ella quién estuviera hablando de cuidar su cuerpo. La rubia rápidamente se rió entre dientes al sentir mi palma golpeando sus dedos. Luego de eso se quedó en silencio con sus ojos rubí envueltos en diversión fijos en mis facciones. La verdad es que no me gustaba la manera con la que me veía, parecía decirme que yo estaba en la palma de su mano, a su completa disposición. Apreté los labios viendo atentamente como en silencio ella se colocaba de pie permitiendo que su largo vestido negro cayera tranquilamente por su delgada cintura hasta llegar a sus tobillos—ponte de pie, plebeya.

—No tendría motivos para dañarlo si tu no fueras una imbécil que va por ahí provocando a medio mundo—aclaré molesta mientras que, impulsivamente me colocaba de pie siguiendo obedientemente a la alta muchacha. Ella en silencio me miró por sobre su hombro izquierdo para luego simplemente ignorarme siguiendo con su camino a quién sabe dónde.

—¡Aigo~!—se quejó con una expresión que solo había escuchado en Asia, ¿Por qué habla de esa forma? me cuestioné notando como ella al darse cuenta de mi silencio solo me daba una pícara mirada, ¿Qué estás tramando ahora? pensé sabiendo que nada bueno saldría de estar tanto tiempo con ella—te recuerdo que yo no fui quién te hizo matar a mi amigo—aclaró posando su dos manos detrás de su espalda mientras que continuaba con su camino. La verdad es que luego de escucharla esperaba algún tipo de reacción negativa por su parte, ya que básicamente estábamos hablando del tipo que hice que asesinaran, pero ella parecía estar bastante tranquila—además, yo no sería tan idiota para aceptar los cincuenta latigazos—agregó mirándome nuevamente por sobre su hombro. Nuestros ojos nuevamente hicieron contacto directo; ella me daba la sensación de saber más de lo que decía, y eso me obligaba a mantener la guardia alta. Se rió sin mucho humor mientras que regresaba otra vez su vista al frente, ignorando prácticamente mi existencia—tampoco sería tan estúpida para tratar de llevarme el odio del Rey... así que diría que la que no deja de ser una imbécil, eres tu.

¿La villana ha cambiado? [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora