No la toques

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Pov: Im Nayeon. 

No confiaba en Mina. A pesar de que era muy consciente de que su nuevo comportamiento era extraño e inusual, no sería la primera vez que actuaba diferente para querer llamar la atención de la gente; siempre fue de esa forma, durante un tiempo su actitud cambiaba casi por completo, como si de una persona nueva se tratase, y cuando uno creía que por fin ella había comprendido que sus crueles actos eran inhumanos, nuevamente su verdadera fachada salía a relucir, como si disfrutara ver la impotencia en el rostro de las personas. Nunca había visto una sonrisa genuina de su parte, esos ojos tan llenos de malicias se escondían bajo sus largas pestañas rubias cuando sonreía, me daba miedo, sentía pavor cuando Mina se aburría de fingir y actuaba con su verdadera naturaleza, porque nunca sabía que esperar de ella. 

Me quedé quieta al lado del marco de la puerta con mis ojos fijos en la silueta de mi prometida. Mina llevaba tres días seguidos levantándose temprano y yendo sin siquiera desayunar hacia el patio trasero para poder practicar, sin descanso, con una dedicación y constancia tan inusual en ella que no sabia como reaccionar. Suspiré presionando mi cabeza contra el marco de madera, ¿Cómo se supone que debo tomarme esto? pensé manteniendo aun mis ojos fijos sobre ella: la rubia rapidamente cayo al suelo ante el fuerte impacto que el caballero de cabellera anaranjada le brindó, desde acá no podía ver bien la fuerza del golpe, pero estaba segura que debió dolerle. Tercamente volvió a levantarse, el sol golpeaba de lleno su sonrojado y humedo rostro, pero parecía no importarle la posibilidad de terminar bronceada, que extraño, pensé manteniendo toda mi atención en ella. En otras circunstancias ella hubiese simplemente dejado de lado todo para llamar al gran Duque y que él como siempre, se encargara de esto. Si era sincera, Mina jamás hubiese permitido que alguien la lastimara de la forma que estaba sufriendo ahora, en realidad, si no fuera por el hecho de que lo estaba viendo en estos momentos, sería imposible para mi el creer que Myoui Mina estaba practicando tan diligentemente. 

La miré otra vez, como era de esperarse su cuerpo nuevamente colisionó contra el suelo. Si era sincera, no sentí lástima por ella, en realidad, una pequeña parte de mi lo estaba realmente disfrutando, porque no sabía hasta cuando duraría su nueva actuación. Me crucé de brazos observando atentamente cómo la rubia volvía a colocarse de pie, va colapsar, pensé al notar como sus piernas temblaban mientras que apoyaba todo su cuerpo en el mango de su espada, no podía ver bien desde esta distancia, así que no supe que tipo de expresión había puesto en su rostro, pero sabía que estaba molesta. El chico que se presentó como el caballero Felix rápidamente meció su espada de un lado hacia el otro mientras que esperaba con paciencia a que Mina se levantara, no lo hará, pensé fielmente, estaba casi segura que esta vez se rendiría, pero para mi sorpresa la chica volvió a levantarse empuñando con fuerza su espada demostrando que aun tenia el poder suficiente para poder contraatacar, que raro, pensé sintiéndome completamente aturdida, ¿Qué espera conseguir? me cuestioné con interés, de todas formas volverá a caer, así que... ¿Cuál es el sentido de seguir practicando? si de cualquier manera su actuación no dudara mucho, pensé intentando comprenderla, pero esta vez, su rara fachada era impenetrable, no había forma de que entender su comportamiento y eso comenzaba a frustrarme.

A pesar de que no sabía realmente como entrenaban los caballeros, en mas de una ocasión vi como los caballeros del imperio entrenaban en la parte trasera del palacio, así que me hacia vagamente una idea de como era, pero ahora, viendo la forma en que Mina caía una y otra vez sin tener la oportunidad de poder recuperarse, estaba segura que la forma de entrenamiento que tenían en el palacio era un juego de niños en comparación con el Ducado. ¿Lo que su majestad quiere en verdad es esto, no? pensé manteniendo aun mis ojos sobre la pobre actuación de mi prometida. Mi padr... digo el Rey, a pesar de que no me lo había dicho, sabía que él deseaba fervientemente el poder que el Ducado tenía, aunque claro, no sabía si lo que deseaba era realmente tener el control total de la familia Myoui o simplemente quería el conocimiento de entrenamiento que estos tenían para crear semejantes bestias de matar. Mi piel se erizó ante el último recuerdo que tenia del Rey, por impulso hundí mis dedos contra mis brazos intentando disipar los malos pensamientos. No podía regresar al palacio, irónicamente en estos momentos estaba viviendo mejor que en mi propio hogar. Reí con suavidad ante ese pensamiento, si era sincera jamás creí que estar viviendo con el monstruo del Ducado se sentiría tan bien, era calmado y cálido, la gente no me trataba como si tuviera alguna enfermedad contagiosa y Mina no me había lastimado, en realidad, rara vez se me acercaba, y cuando eso ocurría era porque básicamente nos encontrábamos por casualidad. 

¿La villana ha cambiado? [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora