Escuchando su palabra.

762 151 343
                                    

Pov; Myoui Mina

No tardamos nada en llegar al lago. Con tranquilidad comencé a quitarme la ropa mientras que podía ver por el rabillo de mis ojos como Jungkook, Junyang, Jun, Jackson y Hwan se amontonaban entre sí como si sintieran genuina vergüenza de ser conscientes de que yo me estaba desnudando prácticamente a una piedra de distancia de donde ellos se encontraban, ¿Para que me obligaron a traerlos si iban a comportarse de esta forma?, pensé confundida notando como Jungkook se llevaba una de sus manos contra su oreja derecha presionando su pulgar y dedo índice contra el lóbulo de esta en un vano intento por ocultar el sonrojo en esa zona. Al ver como trataba inútilmente de ocultar su vergüenza no pude evitar sacudir mi cabeza en negación sintiéndome plenamente divertida de verlos avergonzados por algo tan insignificante. Luego de eso no les presté mayor atención, con calma dejé mi espada sobre la roca, casi tocando el comienzo del lado. Si era sincera, no me gustaba la idea de despegarme de mi arma, mucho menos cuando sabía que las probabilidades de ser atacada aumentaban drásticamente al estar desnuda y expuesta, pero sabía perfectamente que sería extraño ingresar con ella, así que hice todo lo posible para dejarla lo más cerca posible de donde yo me iba a bañar, por si me veía en la obligación de tener que utilizarla. Continué desvistiendome, primero llevé mis manos hacia mi cabeza, deslizando dos de mis dedos en dirección de mi alta coleta, entre mis yemas agarré la tela y con cuidado tiré de ella. El rubio cabello de Mina no era tan ondulado como el de la princesa, pero tampoco lo suficientemente liso como para hacer un problema el mantenerlo atacado, así que este suavemente cayó por mis hombros hasta la mitad de mi espalda. Metí la cinta en uno de los bolsillos de mi pantalones y proseguí a llevar las manos esta vez contra mi blanca camiseta. Lentamente fui desabotonando cada uno de los botones, de arriba hacia abajo para luego tomar el borde de la prenda y con ayuda de mis hombros sacarla por completo: la dejé junto a mi espada. En más de una ocasión debí colocar uno que otro mechón de cabello detrás de mi oreja ante el malestar que me causaba al rozar contra mis facciones. 

Solté un suspiro mirando mi pecho, este estaba siendo cubierto por una delgada tela que caía hasta un poco más abajo de mis costillas, como no existían sujetadores como tal, ya que el mismo corsé tenía como función ser uno, los senos de Mina solo se sostenían en su sitio correspondiente gracias a que eran del porte de dos pequeños limones, así que no eran lo suficientemente pesados como para que la gravedad hiciera de las suyas. Pff... no pude evitar reír entre dientes al notar que este cuerpo, que aún se mantenían en en pleno apogeo de crecimiento pudiese llegar a ser considerado como algo atractivo para el resto de las personas, o sea, podía llegar a entenderlo si se trataba de su rostro, en sí, Mina poseía una cara de muñeca; pómulos perfectos, labios ni tan gruesos ni tan finos, mandíbula perfilada, y hasta lunares perfectamente bien colocados, como si en vez de ser creación de dos personas hubiese sido hecha a manos del mejor pintor de la época moderna, pero... ¿Su cuerpo? Por Dios, seguía siendo una niña, no tenía caderas prominentes, ni una cintura extremadamente pequeña que pudiese cautivar tu atención, ni siquiera un trasero decente, en sí, era un cuerpo relativamente normal para una niña de quince años. En realidad, creo que ni eso, ya que como estuve un buen tiempo llevándolo a su límite gracias al exhaustivo ejercicio y las prácticas de maná, ni siquiera era tan femenino; los hombros anchos y el torso marcado le daban más un aspecto andrógino que otra cosa, pero supuse que con el pasar del tiempo adoptaría un cuerpo parecido al de la princesa, aunque claro, en verdad, no lo consideraba algo importante. 

Dejé de mirar mi pequeño pecho para poder encorvar mi espalda elevando uno de mis pies para presionar el talón contra mi otro muslo. Con facilidad comencé a desenredar el nudo para liberar el zapato. Al lograrlo lo dejé junto a mi espada y proseguí a quitarme el calcetín antes de seguir con el otro zapato. Metí la pequeña prenda en el orificio de la bota y continué haciendo el mismo movimiento para quitarme el otro zapato. Mis pies, ahora descalzos se hundieron bajo la humeda arena, pero no hice comentarios al respecto, a pesar de que se sentía desagradable. Llevé mis manos esta vez hacia mi cinturón, no lo tenía tan apretado así que no batalle demasiado para liberarlo. Mis pantalones no tardaron nada en caer por mis muslos, así que lo tomé y lo dejé bien estirado al lado de mi camiseta. Podía sentir una mirada en mi nunca así que impulsivamente giré mi rostro notando por sobre mi hombro derecho como los chicos rápidamente giraban sus rostros haciendo todo lo posible por cubrir su visible desnudez: en un principio creí firmemente que ellos estaban viendo este cuerpo, pero al parecer, ellos solo estaban tratando de asegurarse de que yo no notara su joyas masculinas. Me reí divertida de que ellos realmente pensaran que tenia interés por eso. 

¿La villana ha cambiado? [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora