Regalo sincero

741 147 145
                                    

Pov: Myoui Mina.

Luego de estar más tranquila y consciente de lo que había hecho ante el alivio que había sentido, me paralicé. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, llegó un punto que podía escucharlo a la perfección, así que supuse que ella también era capaz de escucharlo, si es que ya no lo estaba sintiendo. Mis manos comenzaron a temblar a la vez que mi cuerpo por mero instinto se alejaba con la misma rapidez con la que habia actuado al momento de acercarme, como si en sí, mi propio cuerpo estuviese rechazando el suyo. Me llevé una de mis manos hacia el rostro presionando mi palma contra la mitad de este, el calor en mis facciones no eran fácil de ocultar a pesar de que yo había hecho el esfuerzo. Mi cabeza se encargó de ordenarme que huyera, pero sería muy cobarde de mi parte haber actuado de esa manera y luego marcharme, así que a pesar de que gran parte de mi no lo quería, de todas formas retrocedí hasta llegar al borde de la cama. Mis hombros comenzaron a pesar mientras que mis piernas perdían su fuerza así que solo fue cuestión de segundos que mi trasero terminara por colapsar sobre el colchón. Bajé mi mano presionando ambas palmas contra mis muslos a la vez que mis rodillas se adherían entre sí. El corazón continuaba latiendo con fuerza y mi rostro estaba lo suficientemente caliente para hacerme sudar. Con los hombros tensos y el nerviosismo a flor de piel, me quedé en mi sitio tragando de forma audible la saliva que en un principio no quería pasar. La princesa no reaccionó de forma inmediata, se mantuvo en su sitio con las manos ligeramente flexionadas hacia mi dirección, y los párpados completamente amplios como si estuviese haciendo todo lo posible por comprender lo que yo había hecho. Sinceramente, no era capaz de sostener su mirada, pero pude mantener mis ojos fijos en su rostro. Ella mantenía las mejillas ligeramente pintadas de un bonito rubor, este tono lentamente comenzaba a subir hasta llegar a sus orejas, a simple vista parecía estar avergonzada, pero para mi sorpresa entreabrió sus labios soltando el aire de sus pulmones para luego comenzar a moverse. 

Mi cuerpo se tensó mientras que ella se cruzaba de brazos. Sus ojos dorados tan bonitos como los cálidos rayos de sol se enfocaron en mi aturdida expresión. Volví a tragar saliva sintiendo como el sudor lentamente comenzaba a recorrer el contorno de mi rostro; me sentía como si estuviese atrapada en un interrogatorio. 

—¿Donde estuviste?—ella se animó en romper la incomodidad en el ambiente. Nerviosa me removí en mi sitio mientras que estiraba mi mano presionando mis dedos contra mi nuca, ¿De esta forma se sentía Matt cuando era regañado? me cuestioné recordando vagamente como la esposa de mi mejor amigo se molestaba cuando él no cumplía con su palabra. El simple hecho de estar comparando a la princesa con lo que Matt tuvo con su esposa me hizo sentir peculiarmente extraña. No estaba bien. Para nada bien si es que me lo preguntaba. No debía por nada del mundo compararlos, porque eso significaba que estaba pensando en la posibilidad de tener algo serio con ella y eso no iba a ocurrir. Yo no lo iba a permitir—Myoui—mis músculos se contrajeron al escucharla. Asustada de una mocosa alcé nuevamente mi mirada notando la forma en que ella me estaba viendo; parecía realmente molesta—¿No me vas a responder?

—Solo salí a caminar, no pensé que tardaría tanto—mentí con tanto descaro que llegué a sentir vergüenza de mi misma; tanta vergüenza sentí que tuve la necesidad de tener que mirar hacia otra dirección incapaz de poder hacerle frente. Mantuve momentáneamente mi atención en la pared, no fue durante tanto tiempo, pero sí que fue lo suficiente para ser incapaz de notar la expresión que ella había hecho al escuchar la indiferencia en el tono de mi voz—...—me quedé en silencio llevando mis dedos esta vez contra mi mejilla; no me gustaba la tensión que se había creado en el ambiente—¿Lo lograste, verdad?—cuestioné regresando mi atención a su cuerpo. Ella solo me miró, me observaba como si estuviese llena de dudas, pero en vez de decirlas a viva voz simplemente se giró dándome la espalda para comenzar a caminar en dirección del baño—¿Princesa?—le llamé en tono de pregunta a la vez que podía observar como ella estiraba su mano girando la perilla de la puerta para luego simplemente adentrarse en la habitación, sin siquiera tomarse la molestia de mirar hacia atrás—princ...—y guardé velozmente silencio al notar como cerraba la puerta detrás suyo—ha...—suspiré encorvando mis hombros mientras me acariciaba la frente. 

¿La villana ha cambiado? [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora