Capítulo 47

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Las miradas de envidia de las mujeres los persiguieron mientras se alejaban caminando por la acera.

Para cenar, Lucía llevó a Alejandro a la Marisquería de Mike Anderson. Hizo una mueca al ver que depositaban un plato de ostras para Alejandro sobre la mesa.

- ¡Iugh! - exclamó ella cuando él se comió una.

Muy ofendido, Alejandro resopló.

- Están deliciosas-

- Para nada-

- Eso es porque no sabes cómo tienes que comerlas-

- Claro que sé. Abres la boca y dejas que ese bicho viscoso se deslice por tu garganta-

Alejandro bebió un trago de su cerveza.

-Ésa es una forma de comerlas-

- Así acabas de hacerlo tú-

- Cierto, pero ¿no te gustaría probar otro modo?-

Ella se mordió el labio, indecisa. Algo en el comportamiento de Alejandro le indicaba que podía ser peligroso aceptar su desafío.

- No sé-

- ¿Confías en mí?-

- No mucho - resopló ella

Él se encogió de hombros y dio otro trago a la cerveza

- Tú te lo pierdes-

- ¡De acuerdo, está bien! - se rindió ella, demasiado curiosa como para continuar negándose

-Pero si me dan arcadas, recuerda que te lo advertí-

Alejandro tiró de la silla de Lucía con los talones hasta colocarla a su lado, tan cerca que sus muslos se rozaban. Se secó las manos en los vaqueros, y cogió la ostra más pequeña.

- Muy bien entonces - le susurró al oído y le pasó el otro brazo por los hombros

-Echa la cabeza hacia atrás-

Lucía obedeció. Él deslizó los dedos por su garganta, causándole una oleada de escalofríos. Ella tragó, sorprendida por la ternura de sus caricias. Sorprendida por lo bien que se sentía con él a su lado.

- Abre la boca - le dijo en voz baja, mientras le rozaba el cuello con la nariz.

Ella volvió a obedecer

Alejandro dejó que la ostra resbalara hasta su boca. Cuando Lucía la tragó y comenzó a bajar por su garganta, Alejandro pasó la lengua por su cuello en dirección contraria.

Lucía se estremeció ante la inesperada sensación. Los pezones se le endurecieron y un millón de escalofríos recorrieron su piel. ¡Era increíble! Y por primera vez, no le importó para nada el sabor de la ostra.

- ¿Te ha gustado? - le preguntó, juguetón.

Ella no pudo evitar sonreír.

- Eres incorregible-

- Eso intento-

- Y lo consigues a las mil maravillas-

Antes de que Alejandro pudiera responder, sonó su teléfono móvil.

- ¡Puf! - resopló mientras lo sacaba del bolso. Quien quiera que fuese, ya podía tener algo importante que decirle.

Contestó.

- ¿Lucía?-

Ella se encogió al escuchar la voz de Rodney.

- Señor Carmichael, ¿Cómo ha conseguido este número de teléfono?-

The god of sex 🔥  [Adaptación LUCIALEX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora