Capítulo 54

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- Hola, Sol-

Alejandro la escuchó hablar con el corazón pesado como el plomo, luchando contra el fuego que lo arrasaba.

Lo último que quería era dejar este refugio. Jamás había disfrutado tanto en su vida como desde que conoció a Lucía y ahora estaba ansioso por pasar con ella cada segundo del tiempo que disponían para estar juntos.

- Espera y le pregunto. - Lucía volvió a su lado

-Sol y Dani quieren saber si nos apetecería salir con ellos el sábado-

- Tú decides - le contestó Alejandro, esperando que declinara la invitación.

Ella sonrió y se colocó de nuevo el teléfono en la oreja.

- Eso suena genial, Sol. Será muy divertido... Vale. Nos vemos entonces- Dejó el teléfono en su sitio

-Voy a darme una ducha rápida antes de ir a la cama. ¿Vale?-

Alejandro asintió. La observó subir las escaleras. Deseaba más que nunca volver a ser mortal.

Daría cualquier cosa por poder seguirla en ese momento, tumbarse junto a ella en la cama y enterrarse profundamente en su cuerpo.

Cerrando los ojos podría jurar que era capaz de sentir la humedad de Lucía rodeándolo.

Se mesó el cabello. ¿Cuántos días más podría soportar esta tortura?

Pero quería luchar contra ella. Se negaba a rendirse, a entregar su cordura un segundo antes del plazo que las Parcas habían decretado.

Lucía sintió la presencia de Alejandro. Se giró y lo vio de pie junto a la bañera, completamente desnudo.

Lucía dejó que su mirada se recreara con avidez en cada centímetro de aquel cuerpo bronceado, pero fue su sonrisa, cálida y fascinante, la que le robó el corazón y la dejó sin aliento.

Sin decir una sola palabra, él se metió en la ducha.

- ¿Sabes? - comentó con una naturalidad que la dejó pasmada

-Esta mañana encontré algo interesante-

Ella observó cómo el agua resbalaba sobre él, mojándole el pelo hasta convertirlo en una masa de mechones húmedos que caían sobre su rostro.

- ¿Sí? - contestó ella, resistiéndose al impulso de alzar el brazo y coger uno de sus mechones. O mejor aún, mordisquearlo.

- Mmm - murmuró Alejandro, deslizando la mano por el cordón de la ducha hasta sacarla de su soporte en la pared. Giró hasta encontrar la posición de un ligero masaje -Date la vuelta-

Lucía dudó antes de obedecerle.

Alejandro deslizó su mirada por su espalda desnuda y húmeda. Jamás había visto una mujer más tentadora en todos los días de su vida.

Era todo lo que había soñado, pero que no podía ni siquiera anhelar. No se atrevía. Era un sueño lejano.

Bajó los ojos hasta sus voluptuosas curvas. Tenía las piernas ligeramente abiertas. Una imagen de él separándoselas y sumergiéndose en ella se abrió paso en su mente.

Esforzándose por mantener la respiración, acercó el cabezal de la ducha hasta los hombros de Lucía

- Eso es estupendo - murmuró ella.

Alejandro no podía hablar. Mantenía la mandíbula fuertemente apretada para controlar las voraces exigencias de su cuerpo. Su necesidad de tocarla era tan honda que hacía que el hambre y la sed que padecía mientras permanecía en el libro fuesen una broma.

The god of sex 🔥  [Adaptación LUCIALEX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora