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Recuerdo que a mis 15 años era una niña muy fiestera, salía a bares siendo menor de edad, salía sola sin afrontar las consecuencias, pero... desde qué pasó lo de mamá no había vuelto a ser esa adolescente. Ahora cuando regresaba a casa no escuchaba sus gritos: "¿Donde carajos estabas Caprice Scorts?" "¿Ya viste la hora?". Todo es demasiado complicado sin ella.

Pero después de tanto sufrimiento, abandono y negatividad. Había podido dejar descansar en paz a mi madre, tampoco iba por la calle diciendo que no la extrañaba, yo la extrañaba a cada segundo. Pero sabía muy bien que a ella no le gustaría verme tirada en mi cama llorando. Llorando y rogándole que volviera, porque sin ella no podía.

Ella me hubiera dado unos buenos coscorrones y me diría "levante y ve y dile al mundo que si puedes".

Regresando a la realidad, me encuentro viéndome en el espejo con mi súper outfit, unos jeans anchos que se ajustan a mis caderas, una sudadera corta color amarilla, mis botas de cuero café y por último mi cabello negro suelto.

Yo no quiero hablar con nadie, no quiero, no quiero...

Ya sabemos.

—Ya estoy lista ¡Vámonos!— dije fingiendo alegría. Tal vez algo feliz por que tendré soda gratis.

—¿De verdad irás vestida así?— Cuestionó Hedel con mala cara, asentí insegura.

Antes de irnos, miro de reojo la vestimenta de mis amigas.

Que parecen ir a una gala...

Verónica, lleva un vestido negro de mangas largas que le llega hasta los hombros y su cabello morado está peinado con una trenza. Hedel, trae un vestido de cuero ajustado color rojo, las tiras del vestido son algo gruesas, un escote en forma de corazón y su cabello rubio peinado por una cola de caballo. Por último Elizabeth, eligió el vestido verde oscuro, por la parte de la espalda tiene un trenzado que le deja descubierta la espalda y su cabello rizado cae a cascadas.

Salimos del edificio y vamos al coche de Sam; una camioneta jeep rosada.

Si, lo sé suena y es algo muy raro, ni que fuéramos unas barbies...

Pero la música se escuchaba de  maravilla.

La camioneta había sido un regalo del padre de Sam, ella la aceptó simplemente por no querer hacer sentir mal a su padre. Recuerdo perfectamente sus quejas al llegar al departamento después de su cumpleaños:

—Maldita mierda, mis padres no saben hacer nada— había dicho al abrir la puerta, yo iba detrás de ellas. Fue hasta el refrigerador y lo golpeó, luego comenzó a patalear. Tragué saliva e intenté acércame a ella; pero negó con la cabeza—. Mi padre es un inútil, ¡le dije claramente que quería una puta camioneta blanca! ¡No una rosada! ¡Los detesto! ¡Agh!

—Sam... creo que deberías calmarte, luego puedes...

—¡Cierra la maldita boca! ¡Tú no tienes dinero ni para comprar una blusa! ¡No tienes derecho a juzgarme!— pataleo, y pataleo como si se tratase de una niña pequeña. Me quedé allí, sin moverme. No podía fingir que su comentario no me había dolido, derramé una lágrima mientras a ella se le bajaba el enojo.

No tenía nada...

Cuando su enojo se había bajado, se encerró en su habitación y no salió hasta el otro día. En el cual ella actuó normal, incluso se disculpó por haberme gritado y salimos a dar una vuelta en su jeep.

Parpadeé volviendo a la realidad, las chicas ya estaban subiéndose al jeep. Sacudí la cabeza por el repentino recuerdo que tuve, subí en el asiento trasero —a lado de la ventana—.

Me sujeté con fuerza cuando Sam arrancó, ella conducía como si su vida no importara. Miré el semáforo rojo y suspiré de alivio, Sam tendría que parar...

Pero no lo hizo, se pasó el semáforo rojo. Al poco rato, encendió el estéreo y una canción comenzó a sonar, pude reconocerla con solo escuchar su voz.

—Mierda, es Adele sube el volumen— gritó Eli.

Samantha hace caso y la canción "Send My love" de Adele suena a todo volumen.

—¡This was all you, none of it me!.

Eli canta muy fuerte y las chicas la siguen, incluyéndome.

No se puede resistir a una canción de Adele...

— ¡You put your hands on, on my body and told me!— cantamos.

You told me You were ready

For the big one

For the big jump

I'd be your last love

Everlasting, you and me

That was what you tol...

La canción sigue, nosotras cantamos con todas nuestras fuerzas. Incluso Hedel "alias amargada" también se encuentra cantando. Al finalizar, otra nueva canción esta sonando, esta sí que no me la sé pero ellas al parecer si.

Verónica golpea mi hombro con suavidad y me guiña un ojo. Le dedico una sonrisa, pero mi sonrisa se borra en cuanto ella pone los ojos en blanco haciendo una mueca.

Me encogí de hombros sin tener idea del por qué a esos gestos.

Media hora después, Sam, se estaciona frente a una gran casa. Parece una mansión pero aquí somos humildes y le llamaremos casa.

Respiro profundamente.

Perfectamente imperfectos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora