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George Murphy

El mes pasado fue toda una abominación, en pocas palabras Caprice quería dejarme, dejar lo nuestro ¿Qué si tuve miedo? Mierda jamás estuve tan nervioso y asustado al mismo tiempo, también estuvimos platicando hasta altas hora de la noche. Hice todo lo posible para que ella no se sintiera insegura conmigo, le transmití seguridad. Claro que ella no me contó todo en dos días, duró un mes en poder abrirse conmigo, contarme su pasado, lo que le pone incómoda y/o insegura. Yo como un idiota, me enamoraba cada ves que la veía hablar de cualquier cosa.

Mi mundo se detuvo en cuento me me dijo lo que había pasado con su madre, me sentí muy mal por hacerla hablar sobre eso, y me sentí completamente aliviado cuando ella afirmó estar de acuerdo con querer hablar sobre esto. El mes si había sido algo difícil para los dos; sin embargo hoy estábamos más que bien.

Nos conciliamos muuuy bien.

Cuando desperté, no sentí el peso de mi novia, tampoco sus pechos pegados contra mi espalda.

—Ya empezamos mal la mañana...—musité.

Me puse de pie, salí del cuarto en busca de su figura, busqué en la cocina, en el baño y no la encontré. Definitivamente no estaba, pero... ¿a donde había ido? Volví a la habitación, en la mesita de noche encontré un papelito.

«me tuve que ir, tengo mucho trabajo en el bar. Mi jefe está como loco porque no hay suficientes clientes, te iba a preparar el desayuno pero me lo termine comiendo yo, lo siento.

Te quiero ((:
Atte: Cap.

Solté un gruñido, todavía no conocía a su jefe y ya o odiaba ¡Por su culpa mi novia no me despertó con su linda voz! Y ¡Por su culpa estoy de mal humor! Bien, puede que siempre esté de mal humor; sin embargo hoy estoy el triple de enojado. Necesitaba ver a Caprice para ella lo bajará.

Con cara de culo me dirigí al cuarto de baño para darme una ducha, y quedarme todo el día en casa sin hacer absolutamente nada. Estaré más activo cuando Cherry termine su turno.

Salí de la ducha con una toalla al rededor de mi cintura, busque entre el montón de ropa que tenía en una silla de mi habitación, escogí una camisa negra, unos pantalones flojos y mis calcetines de lana, tomé los de color rosa con muchas cerezas. Me puse toda mi ropa y salí en busca de comida, no tenía nada en el refrigerador, tomé unas barritas de fresa, me dejé caer en el sofá, en el momento en que iba a encender la televisión mi celular vibró.

TUMBLR» llamada entrante

Puse los ojos en blanco. Suspiré y contesté.

—¿Qué quieres?

—Dios mío, que humor el tuyo ¿Quieres salir?

—No.

—¡Oh, vamos!, solo será un rato. Te mandaré la dir...

—Tom, dije que no.

Soltó una risa—Espera, mira...

—Mierda, To...

—Hola cariño.— me cortó... ¿cherry?

Fruncí el ceño, y me senté en el sofá—¿Por qué estás con ese inútil?

Hizo una risa muy tierna que en cuestión de segundos ya estaba sonriendo—Esta aquí en Cardys con...

Perfectamente imperfectos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora