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Caprice

Movía mi pierna con mucho nerviosismo, Azul me maquillaba con toda la tranquilidad del mundo. Me dio un manotazo en el muslo y me dijo que dejara de mover la pierna. ¿Cómo se supone que esté tranquila cuando hoy mismo le diría a mi novio que lo amaba? Comencé a mover de nuevo la pierna.

—Mujer deja de moverte que me estas moviendo y no puedo sostener el pulso—dice. Asiento con la cabeza y trato de no mover la pierna.

—¡Es que estoy muy nerviosa, Azul!—vuelvo a moverme.

Ella suelta un suspiro, se frota las sienes antes de hablarme con tanta tranquilidad.

—Lo sé, se que estás muy nerviosas porque hoy le dirás no sé qué al pelele ese. Por eso necesito que estés tranquila, respires, no pasará nada ¿de acuerdo? Te estás viendo preciosas y todavía no te pongo la sombra.

Mis mejillas se tornaron rojas y le susurré un »gracias.

—Eres la mejor amiga ¿sabías?

—Obviamente, las dos somos una perras.

—Obviamente.

Me tranquilicé unos minutos después.

Ella terminó con el maquillaje unas horas después. Intenté comer de mi pastel de limón pero no pude por dos cosas; No había más pastel de limón, alguien tendría una regañada por mi parte; Azul me dijo que no comiera aún, por el pinta labios.

Miré el reloj. Pasaron varias horas desde que azul me terminó de maquillar.

2:54 pm

No tenía idea si George se encontraba igual de nervioso que yo, aunque lo dudo, ya que él no tiene que decirme que me ama o algo por el estilo. A demás, George no se pone nervioso nunca.

Se hicieron las 3:10 pm

Azul me ayudó a colocarme el vestido, los tacones y me dio una cartera del color del vestido. Me fui a ver al espejo de cuerpo entero, lo primero que dije al verme fue: ¿quién es esta mujer? ¡¿Quién es esta persona?! ¡Cristo! Simplemente WOW, me veía demasiado bonita.

No era de esas personas que a cada rato se dicen al espejo lo preciosas que son, es decir, jamás había tendido una autoestima alta. Sacando el tema, el maquillaje se veía demasiado natural y muy bien, el vestido dejaba ver... eso que tanto le gusta a George.

El escote.

Me giré para ver qué opinaba Azul, ella me miraba con los ojos abiertos. Vi que por un microsegundo bajo la vista hacia mi escote, pero rápidamente la volvió a subí, sonreí.

—Creo que contigo me hago lesbiana.

🍒🍒🍒

George

1:49 pm

—¡¿George, podrías sentar tu culo de una vez?!—repitió Alan por quinta vez.

No podía sentarme, daba vueltas por toda la pequeña sala donde nos encontrábamos. Había un balcón donde se puede apreciar una hermosa vista al próximo atardecer en unas horas, ahí, justo ahí se encontraba una mesa para dos personas donde nos sentaríamos mi novia y yo.

Por otro lado un yo con un traje color azul marino, seguía dando vueltas, y vueltas tratando de tranquilizarme. Despeinaba mi cabello cada dos segundos y mordía mis uñas de vez en cuando.

—Es que estoy muy nervioso—confieso deshaciendo el nudo de la corbata que ahora mismo me asfixia.

—Ya lo sabemos—empieza Tom, el está mirando el techo con la cabeza colgando del sofá—, tienes dos horas cambiando de un lado a otro. Ya relájate un rato.

Perfectamente imperfectos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora