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Antes de leer:

Quiero aclarar que uno de mis personajes es cubano por lo que he estado investigando sobre su forma de hablar ya que yo no soy cubana. Estuve investigando frases y viendo videos para que los comentarios que hará "Azul" quedaran lo más parecido a un/a cubano/a (antes de que me digan "así no hablan los cubanos" o "esto es incómodo porque así no hablamos" pido disculpas, no es mi intención ofender o incomodar a alguien)

Sin quitarles más de su tiempo, prosigan (:

Caprice Scorts

Me encontraba en la cama de, Azul. A decir verdad es muy cómoda, amplia y suave, Alan también estaba aquí junto a nosotras. La residencia de Azul por dentro era mucho más linda de lo que imaginé, lo mejor que me dijo fue que es individual ¡Tenía una habitación para ella sola! Literalmente el cuarto es el tamaño de mi sala —departamento de mis hermanos para ser más específica—.

Estos días había estado muy distanciada con George.

El también estaba muy privado, no quise presionarlo o algo por estilo, nos veíamos a la anochecer, en la tardes y a veces hablamos por chat. Con Hanna igual me hablaba por chat, ella se portó muy amable conmigo, Hanna parecía ser buena chica.

Estuve muy asustada por lo qué pasó con George el día que comeríamos con Hanna, tampoco me quiso contar lo que habló con ella, no escuché absolutamente nada cuando salieron del restaurante.

Le di privacidad a George porque no quise entrometerme en algo que no es mi asunto. Todos tenemos problemas, no solo yo. Prefería que el me contara las cosas y no saberlos por terceros.

—¿Aún sigues pensado en, George?— cuestiona Azul sentándose a mi lado. Suspiré cansada.

—Puede que si... el no me a hablado ni mandado mensaje desde ayer en la noche.

—De seguro está con la tal, Hanna, ¿sigues con la teoría de que ella es buena?

Negué con la cabeza—Ella es buena persona, ¿cuando lo entenderás tú?

Alan se puso de pie rápidamente, se colocó detrás mío y me dio un masaje en los hombros, cerré los ojos un momento y luego los volví a abrir. Necesitaba saber si George estaba bien.

Fui hasta donde había dejando mi bolso, saqué el celular, busque en todos mis contactos el nombre de George. Sonó, sonó y volvió a soñar.

No contestó.

Cerré un poco los ojos por una nueva punzada.

Maldije en voz baja sentándome en la cama, Azul y Alan me miraban confundidos lo cual no le di importancia. Comencé a mover mi pierna izquierda en movimientos rápidos sin ningún tipo de control, ahora busqué el número de Hanna, sentía que ella me contestaría. El celular sonó más de tres veces, dejé caer los hombros y fruncí el entrecejo ¿pero que...?

—Linda, deberías calmarte, George seguramente se quedó dormido hasta tarde y por eso co contesta las llamadas— murmura Alan como si nada.

No le creía en lo más mínimo.

Azul lo miraba con ojos entrecerrados mientras yo no comprendía que tramaba. Ella se puso de pie y se acercó a Alan, dejó su rostro a centímetros de él, Alan igual de perdido que yo, frunció el ceño.

—¿Qué pasa?—inquirió.

En ningún momento Azul apartó la vista de el.

—¿Dónde está, George? ¡Granger no me hagas llegar a los extremos!

Alan soltó una jadeo—¿Pero que? ¡Yo no sé nada! Nena, tienes que creerme ¡lo juro! George solo dijo que no se sentía bien y que estaría en su cama todo el día, es lo único que se.

Perfectamente imperfectos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora