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Todavía con dudas en mi cabeza, decidí no darle más vueltas al asunto, me di por vencida. No era de esperarse viniendo de Sam, así que al poco rato, los chicos hablan entre sí, George se sale al balcón a fumar y yo me quedo en mi asiento. De vez en cuando miro de reojo a mis amigas.

Le dedico una sonrisa a Elizabeth, ella se encoge de hombros y me la devuelve. Elizabeth..., una chica extrovertida, lista, y sumamente amable, ella era a la única que no la había encontrado haciéndome caras o cosas así, no sabía si era porque tal vez yo no la había visto o porque estoy en lo correcto y ella no me hace caras.

Hedel aún sigue echándome miradas asesinas y de mal gusto. Yo no pretendo causar problemas, detesto el conflicto, me gusta ser amable con todas las personas.

Justamente cuando voy a comentar algo con Tom y Alan, un recuerdo de mi madre pasa por mi cabeza — más bien, el rostro de mi madre — , rápidamente me pongo de pie, Tom y Alan paran su charla y me miran con una ceja encarada.

—¿Estás bien, linda?— pregunta Alan.

Cierro los ojos con fuerza, pero me doy cuenta que no estoy sola y ellos pueden verme.

—Ejem...— miente, miente... de pronto se me ocurre una idea—, yo... quiero salir a fumar... si, adiós.

—Claro...

Me dirigí al balcón, donde una brisa helada me recorrió. No importa que estés usando, en Chicago el frío parece venido del mismísimo polo norte. George me mira y no aparta la mirada.

Le sonrío, busco en mis bolsillos alguna caja de cigarros pero... no encuentro ninguna.

¡Carajo!

Por suerte, recuerdo que George está fumando.

Gracias...

—¿Me das?— hablo con nerviosismo presente en mi voz. Asiente y me lo entrega.

—¿Eres de aquí?— preguntó con un tono curioso.

—No, vengo de Londres— contesto dándole una calada al cigarro.

El asiente, solo me mira, lo único que hago es ponerme roja por como me mira. Es demasiado extraño que una persona tan atractiva me mire, pero no cualquier mirada de uno punto uno segundos. El me mira por mucho tiempo, parece estar haciéndose una foto mental de mi cara en su cabeza.

A demás, no podía gustarle. Nos acabamos de conocer y el amor a primera vista, muy pocas veces resulta ser cierto... ¿o si?

¿Pero que estoy diciendo? ¿Cómo puedo pensar esas cosas? ¡Estoy loca!

Sin duda estoy loca y me ilusiono sola.

—Si, parece, tú acento es distinto pero al parecer. Nadie se dio cuenta— murmura sacándome de mis pensamientos, el hacia señales con su mano.

—Si, al parecer...— le di unas cuatro caladas al cigarro y se lo devolví inmediatamente— Chicago fue una buena opción, aunque bueno... yo quería ir a Mystic Falls pero el dinero no...

El comenzó a reírse cosa que me sorprendió. Me hice hacia atrás y mis mejillas se tornaron rosadas.

—Con que eres de las que te gusta esa serie...— dijo entre dientes, asentí tocando mi mejillas que se encontraba tibia.

—Pues si, ¿a quien no le gusta The vampire Diaries?

Nos miramos por unos largos minutos, digo largos porque en ningún momento él apartó la mirada. Fui yo quien lo hizo, el me ponía bastante nerviosa...

Justo cuando él iba a protestar, una voz lo interrumpió.

Hedel.

—Cap, ya nos vamos— dijo sin apartar la mirada de George, asentí—. Nos vemos, George... espero y nos volvamos a encontrar.

El ni siquiera la miró solo asintió.

—Nos vemos luego, Caprice—Se despidió.

—Nos vemos luego, George.

Al salir, Tom y Alan siguen en lo suyo. Verónica y Elizabeth siguen embobadas mirándolos, me despido de ellos y salgo de la casa, sin antes robarme una soda. Hedel me mira pero no me dice nada y sube a la camioneta.

—Ya terminé de ver la última temporada de The vampire Diares— Gritó Hansel desde la puerta—, ¡llore toda la jodida noche!

Solté una carcajada y el hizo lo mismo.

—No fuiste el único ¡Yo lloré toda una semana!

Grité al tiempo que sentía la mirada de alguien arriba, alcé la vista para ver de quien se traba y.... Veo que George me están viendo con una sonrisa, le hago una señal de adiós con la mano.

Sin más subo a la camioneta y nos vamos al departamento, claro que fuimos a dejar a Hedel, Verónica y Elizabeth a sus casas, y a la residencia de Verónica. Sin duda fue una noche interesante y fue más de lo que esperaba, también...

¿Cómo fue que desaparecieron los recuerdos en cuanto salí al balcón?

Sacudí la cabeza, que mi madre apareciera más de lo normal en mi cabeza era sospechoso. La canción del estéreo comenzó a sonar más fuerte de lo normal...

La maldita punzada en la cabeza apareció nuevamente.

¿Pero que...?

Mi celular vibró en ese momento, me distraje al instante al ver el nombre de la persona que me estaba llamando.

Seth S.

Me quede viendo el celular por un momento sin hacer nada, justo cuando iba a contestar; el celular, dejó de vibrar. Un mensaje llega minutos después, mi yo amable desaparece y toda la alegría que cargaba había desaparecido por completo por ese mensaje.

¿Nos vio cara de banco?

Yo creo que si...

«Seth S: Necesito dinero, ¿me prestas?

🍒🍒🍒

¡Eyyyyy!

¿Quién creen que sea ese tal Seth S?

¿Amigo, primo o.... Hermano?

Síganme en tik tok..

Si guardaste este libro en tu biblioteca... TE AMOOOOO<3

¡Nos vemos mañana!

Perfectamente imperfectos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora