Perfectamente imperfectos ©

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Caprice Scorts

Toda mi vida había tenido miedo, miedo al rechazo social, miedo a que te humillen, cuando tú simplemente quieres tener amigos y ellos no quieren. Tenía miedo de lo que pensará la gente al enterarse de que mi madre se quitó la vida, a las pocas personas que se los había contado hacían las mismas preguntas: ¿Qué mierda? ¿Tú también estas loca? ¿No te da vergüenza? ¿Sabias que eso es un pecado? Esas preguntas me las había hecho Samantha y un chico que me gustaba, entre otras personas.

Que pésimos gustos tenía...

En la preparatoria tenía un grupo de amigos que a veces se ponían a hacer preguntas de ese tipo y decirme cosas estúpidas, en pocas palabras ellos me dañaron, causaron muchas inseguridades en mi. Por ellos es que soy así de privada al hablar de mi pasado, esos idiotas algún día me las pagarán. No estoy hablando de ahora o quizás en una semana. Pronto, esa sería la palabra correcta, pronto.

¿Quieres qué te cuente un secreto?

Cuando tenia 15 años conocí a un chico, él se llamaba Eliot. Eliot era bastante atractivo, el prototipo de chico que todo el mundo quería -hablo de todo el mundo porque todo el mundo- . El problema aquí es que el me habló, dijo que me amaba entre otras facetas, y yo como una jodida adolescente le creí.

Salíamos a fiestas, citas, con sus amigos... etcétera. Estuvimos juntos un años, cuando pasó lo de mamá me sentía fatal y quería morirme, yo todavía no podía creer que esto era cierto, que mi madre ya no se encontraba conmigo.

Fui a casa de Eliot y comencé a contarle lo sucedido, lloré más de lo esperado. Como si fuera poco, él no me abrazó, él no me dijo que lo sentía por no haber estado conmigo. El me hizo a un lado y me dijo:

—Estas muy dañada, toda tu familia lo está.

Esas palabras quedaron en mi cabeza por bastante tiempo. Le di una bofetada y salí de ese lugar lo más pronto posible, no le lloré mucho menos le rogué. Jamás lo volví a ver.

No le volví a contar a nadie sobre mi madre. Tiempo después llegó el segundo error; Samantha, ella me "ayudó" a conseguir amigas con un: «solo diles que tú madre murió, nadie quiere saber que ella era un fenómeno y se suicido»

Fue después cuando conocí a una chica latina, muy guapa y divertida; Azul, ella desde el principio dijo que Samantha no le caí para nada bien. Azul me ayudó bastante físicamente. De eso estoy muy agradecida.

Ahora llegamos donde entra George Murphy.

George es lo mejor que me a pasado en la vida, ¿saben? El me dio un empujón que todos necesitamos o necesitaremos en algún punto de nuestra vida, ese empujón donde te das cuenta de que te faltaba, te da una seguridad inmensa y te hace sentir bien contigo misma. Me da el amor que tanto me faltaba, un amor ni tan perfecto y ni tan imperfecto, el me da como...

Un amor que es perfectamente imperfecto.

🍒🍒🍒

—¿Podrían darse prisa?— solté frotando mis sienes— ¡Ya quiero irme!

George, Alan y Jal estaban arreglándose para ir a la cena de sus padres, yo había sido la primera en estar lista ya que solo me puse unos pantalones ajustados, una camisa verde oscuro, mis botas de cuero y mi chamarra enorme para el frío, el invierno se acercaba y eso era lo peor.

—¡lito!— exclamó Jaret saliendo de la habitación de George, el se veía demasiado tierno y un bebé muy listo también.

—¡Vaya! Te ves muy guapo.