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Sin poder evitarlo, recuerdos comienzan a pasearse por mi cabeza. Esos recuerdos que hacia tiempo no pensaba, los recuerdos siempre aparecían cuando algo bueno o malo estaba por pasarme. A veces eran pesadillas, sueños con claves o... o simplemente recuerdos.

Se me vino a la mente el fallecimiento de mi madre, cerré los ojos con fuerza. Tapé mi rostro con las manos y comencé a sollozar en silencio, al parecer mis amigas no se dieron cuenta ya que ninguna preguntó nada.

Respiré profundamente una vez más y controlé mis sollozos al igual que mi respiración. Poco a poco, esos recuerdos se esfumaron de mi cabeza.

Hace un año fue cuando apenas comencé a socializar un poco, cuando abrí los ojos y decidí mudarme. Una ciudad nueva, fue cuando conocí a Samantha, Verónica, Elizabeth y.... bueno Hedel me aclaró muchas veces que no éramos amigas, solo "conocidas".

Mis amigos en la preparatoria me juzgaron miles de veces cuando pasó lo de mi Mamá, incluso recuerdo cuando mi "mejor amiga" —en ese momento— me dejó de hablar, me llamó "fenómeno".

Mi padre, mis hermanos y yo nos separamos después de lo sucedido, así que hacía tres años no sé nada de ellos.

Eso era algo de las cosas que más dolía de todo esto. El abandono por las tres únicas personas que me quedaban como familia, en vez ayudarnos a superar algo imposible, decidieron irse. Sin más, sin explicaciones, ellos me dejaron sola.

Dejaron a una adolescente.

Sola.

—Cap, ¿Estas bien?— la voz de Sam interrumpió mis pensamientos, alcé la mirada para poder verla, estaba riendo.

Asentí pasando la lengua por mis labios.

Solo estoy nerviosa. Pensé.

Le sonreí a Sam y pasó siguiente todas nos bajamos del coche. Espero a que Verónica y Elizabeth se bajen para poder cerrar la puerta.

La puerta de la gran casa es abierta y un alegre Hansel llega a nosotras, besa a su novia y le susurra al odio «eres la chica más bella del mundo». Después sus ojos de posaron en mi, y una enorme sonrisa se expandió en su rostro.

—¡Caprice, estás muy linda!

Mis mejillas se tornaron rosadas.

—Gracias— respondí, miré mi zapatos para que no notara mi rubor.

—Chicas se ven muy.... ¿elegantes?— Les habló Hansel y yo solté una risa baja por el pésimo halago. Hansel lo noto porque comenzó a negar con la cabeza y rio—. Bueno, vamos, mis compañeros nos esperan, por cierto hoy están más idiotas de lo normal y más George.

Todas asentimos, Vero, Hedel y Eli son las primeras en entrar, de ahí siguen Sam y Hansel.

Yo como siempre soy la última.

Entro a la casa y voy detrás a Sam y Hansel, escucho música en la sala y me quedo viendo lo qué hay al rededor, restándole importancia a las pocas personas que están aquí.

Hago una mueca al ver la horrible lámpara que está en el techo, dios es horr...

— ...y Caprice— Oigo que dicen mi nombre, pero no puedo quitar la vista de la horrible lámpara—. Cap...— Sam me zarandea el brazo.

Bajo mi mirada para ver quienes son los que se encuentran en la sala. Veo a tres chicos, uno está sentado y los otros dos están parados, el moreno está sirviendo unos tragos de pie, el pelinegro está sentado riéndose con su celular en la mano y...

El castaño, uau. Jamás había visto a alguien tan atractivo en toda mi vida, él no parece ser de este planeta.

Dejando los halagos a un lado, puedo ver que él me está mirándome fijamente.

Luego regresan su mirada a mi los otros dos.

—Hola— Digo con voz seca y me robo un trago que el moreno estaba preparando.

Mis amigas me miran con el ceño fruncido, ellas como siempre hacen sus gestos extraños y se van a la mesa de billard. Puedo ver que Hedel no aparta la mirada del castaño... espera, ¿cuáles son sus nombres?

No los recordamos...

¡Pero si Hedel nos los dijo!

Pues no lo recuerdo.

El moreno trae un suéter negro de cuello largo, encima una chaqueta color café y unos pantalones negros, el pelinegro lleva puesta una sudadera rosada con unos jeans anchos, por último el castaño, el tiene una camiseta con un logo de alguna banda y unos jeans apretados.

A decir verdad los tres se ven simpáticos, pero él castaño... ok, ok, ya.

Al poco rato comienzo a aburrirme, en las últimas horas, Hedel a intentado de todo para hablar con el castaño, escucho que ella le habla lindo, seductor y amable. Pero el chico le contesta secamente y con total desinterés.

Sus únicas respuestas son un "no" "ah, ok" "si".

Dios... que persona más aburrida.

Verónica y Elizabeth lo único que hacen es echarles miradas lascivas al moreno y al pelinegro. Pero no se han atrevido a siquiera hablarles, claro que son muy atractivos pero... ¿y qué? Son humanos.

Sam y Hansel se besuquean en la cocina, niego con la cabeza y río.

Sacudo la cabeza y miro mi celular, me meto a Instagram para ver cualquier cosa con tal de que me distraiga de cualquier recuerdo sobre mi madre. Encuentro un video de algún gatito y no puedo evitar reír por las cosas traviesas que hace.

Suelto otra risa, esta vez miro de reojo al castaño. Abro los ojos al darme cuenta de que me esta mirando con la comisura levantada mientras Hedel le está hablando. Me incorporo en el sofá y quito el video de inmediato.

Sin ningún sentido, mi cabeza punza y un recuerdo terrible aparece. Cierro los ojos con fuerza y masajeo mis cienes...

—¿Tú eres Caprice, verdad?

Trago saliva en seco, la punzada desaparece pero los recuerdos no. Despego la mirada de mi celular para encontrarme con el moreno y los otros dos chicos.

El pelinegro se sentó junto a mi — e el sofá — , mientras que el moreno trae una silla para sentarse a lado del castaño que está frente a mi recorriéndome con los ojos.

Los recuerdos se esfumaron completamente en cuento crucé mirada con el castaño. Fruncí el ceño.

¿Que carajo acababa de pasar?

🍒🍒🍒

¿Les está gustando la historia?

¡No se vayan! Ya viene lo mejor.

Solo un poco más....

Un poco...

Perfectamente imperfectos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora