Perfectamente imperfectos ©

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Me encuentro en mi habitación vistiéndome un poco para ir a ver esa película de la que tanto habló George ayer, me envió un mensaje diciendo que llegaría mas tarde y tuve tiempo de vestirme.

Desde que entré al baño mi cara no dejó esa sonrisita estúpida.

No me arregle mucho, traigo puesta una blusa de tirantes negra, encima un suéter de tela color gris de manga larga y por último unos pantalones negros.

Nuestro estilo favorito, Cap.

Cuando salgo de mi habitación Sam y Hedel están viendo una película, su nombre es algo así de, cincuenta... más oscuras...

No lo sé ellas ven muchas películas raras.

— ¡Es que le tengo envidia a Anastasia!— exclama Sam con una gran sonrisa.

Esa sonrisa la hacía cuando estabas con ella viendo películas de acción.

Sacudí la cabeza por lo que mi maldita conciencia me recordó.

— Anastasia es muy...— Hedel se calló de golpe cuando noto mi presencia— ¿Saldrás?—espetó mirándome de arriba a abajo— Cuéntanos ¿Quién es el desafortunado?—  inquirió con algo de burla al tiempo que yo fruncía el ceño.

¿Desafortunado?

¿Qué no era Afortunado?

— Ejem... George me invitó a ver la Mujer maravilla y...

— Ten cuidado Scorts no sabes las cosas que te esperan— Me interrumpió Sam, en su rostro pude ver ¿Decepción? ¿Ira?

¿Qué les está pasando?

Tal vez hicimos algo...

Juro que no he hecho nada.

Acababa de armar un plan, mañana hablaría con ellas y averiguaré que fue lo qué pasó o... lo que hice, por ahora iré a ver esa película que suena muy interesante.

Hazlo hoy.

George me espera no podemos dejarlo plantado, el a sido muy buen chico estas semanas.

Bien.

Gracias conciencia.

— Nos vemos... luego — Dije aproximándome hacia la puerta.

Alcance a ver Hedel negar con la cabeza.

Cuando salgo del edificio encuentro a George recargado en la puerta del copiloto fumando un cigarro y su cara muy seria; pero esa cara cambia en cuanto me ve, apaga su cigarrillo y sonríe.

— Que linda te ves, Cherry— Halagó repasándome con sus ojos miel por todo mi cuerpo.

Claro, y yo me sonroje.

El también se ve muy bien, lleva una chaqueta de cuero muy linda color negra, unos jeans azul marino y su cabello castaño no muy bien peinado pero se le ve genial.

Volviendo a la realidad ¿otra vez con eso de de cherry?

— ¿Por qué Cherry?— Pregunté ladeando mi cabeza y poniendo mis manos en las caderas.

— ¿No es obvio?

— No.

El río y suspiró.

— Te sonrojas más de lo normal, iba a ponerte tomate; pero Cherry suena más sexy— Contestó, y yo no pude evitar soltar una carcajada poniéndome más roja.

— ¿A donde iremos a verla?— Pregunté refiriéndome a la película.

— Hay un autocine y tengo dos entradas gratis— Sacó de sus bolsillos dos boletos azul y rojo.

Asentí con una sonrisa, él abrió la puerta del copiloto para que entre -yo podía abrirla, tengo manos- pensé pero no le di importancia. Tampoco lo dije.

En todo el camino tuvimos algunas charlas, el me habló de la película sin ningún spoiler, me dejó poner algo de música y no pude evitar poner Melanie Martinez.

Cuando llegamos me sorprendió no ver ningún auto, George se estacionó frente a una gran pantalla plana, a los lados tenía etiquetas de: Mujer Maravilla.

— ¿Por qué no hay ningún auto?—Sentencie.

¿Llegamos temprano o...?

— Por que hoy está cerrada— Contestó como si nada, abrí los ojos como plato ¡Iré a prisión! Él debió darse cuenta por que siguió hablando—. Yo lo aparte para nosotros, no es ilegal Cherry, y las entradas son para otro día.

Abrió la ventana que estaba en techo del auto y subió, me dio una mano para que yo igual subiera.

Ya acomodados en nuestros lugares, George sacó una bolsa con muchas frituras y dos coca colas muy grandes.

—No sabía que traerte y...

—... y me trajiste todas las papitas del mundo, Gracias— terminé la frase por el y él sonrió.

George le hizo una señal a una persona de atrás haciendo que la película comenzara.

🍒🍒🍒

—¿Estas llorando, Cherry?— cuestionó George después de que la pantalla pusiera los créditos de la película.

¡Y si, estoy llorando!

— ¡¡Steve no debía morir!! ¡¡tenía que quedarse con la Mujer maravilla!!—Chillé ganándome una risa de George— ¡Murphy no te rías!

Dije eso y el río aún más.

Hice un puchero al ver que estaba llorando de tanto que se reía; pero cuando me vio se tranquilizó y suspiró.

Mire hacia abajo donde estaban todas las bolsas de papitas regadas, es un desastre.

Ahora cuando vi hacia George me encontré con sus ojos color miel, el me estaba viendo con una sonrisa. Una sonrisa tan bonita que me mis mejillas se pusieron rojas. ¿Hacía cuánto no salía con un chico? No lo sé... pero ya va para años, pensándolo bien... yo sola me hago ilusiones, yo sola me hago sufrir. Por eso no me enamoro.

Pero... con este chico es tan diferente, ¿por qué? ¡Diablos, no tengo idea! Llevamos nada de conocernos y yo ya me estoy haciendo ilusiones. Todo es tan... confuso, pero es tan normal pensar y cuestionar porque diablos te mira tanto, porque diablos no aparta su mirada de ti. Y del ¿por qué diablos tú no apartas la mirada de él? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!

Sin pensarlo, por qué no lo pensé, corté el espacio que nos separaba y junte nuestros labios, George reaccionó inmediatamente y sujeto mi nuca con fuerza para juntarnos más.

Los labios de George se sentían fríos, se amoldaron a los míos perfectamente bien. Esto se sentía de puta madre, no quería separar sus labios de los míos, mi cabeza daba vueltas y vueltas. Solté una jadeo al sentir que necesitaba oxígeno y al separarme lo miré. Nuestras respiraciones estaban aceleradas y los labios de George estaban hinchados.

No quería despegar sus labios de los míos.

Sus orbes miel miraban mis labios deseosos, en el momento supe que el tampoco quería apartarlos. Quería más.

—¿Cuando veremos otra película, Murphy?— con un hilo de voz, hablé.

Alzó la comisura de sus labios, relamió sus labios antes de cortar una vez más el espacio entre nosotros.