Gaeul y Hyunjin tienen muy claro que lo suyo no va más allá de una amistad. Pero son los únicos que no se dan cuenta de que se miran de todo, menos como amigos.
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Hay algo que Gaeul tiene siempre en mente: no confiar del todo en nadie.
Por esa ra...
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—¿Qué opinas de esto? —preguntó Gaeul, enfocando lo que llevaba puesto aquel día. Jiwoo, que estaba al otro lado de la pantalla, frunció el ceño, analizándola de pies a cabeza.
—¿Pero vas a una boda o al dorm? —terminó diciendo, tras soltar un largo suspiro.
Se miró una vez más en el espejo que tenía enfrente, girándose para tener mayor campo visual. Era una de las pocas veces en las que se había puesto un vestido (la última había sido en el cumpleaños de Hyunjin), así que se sentía rara. No estaba acostumbrada a llevarlos, porque sentía que un movimiento en falso revelaría más de lo que debería.
—Es una doble cita, tengo que causar buena impresión —se quejó, colocándose las mangas abombadas para que enmarcasen bien sus hombros—. Según he cotilleado por Instagram, es una chica muy elegante.
La noche anterior le había costado quedarse dormida, demasiado nerviosa por la dichosa quedada organizada por su novio, así que cuando vio que era más de la una y que no paraba de dar vueltas, decidió buscar a la joven. Hizo lo que pocas veces hacía: pasearse por el perfil, analizándola, intentando que no se le escapase ningún like.
Lo único que había sacado en claro era que le gustaba la pintura, y que siempre vestía bien. Lo cual significaba que no tenían nada en común, aparte de que al parecer a ambas les gustaban los gatos, porque dibujar le estresaba desde pequeña y la mayor parte de las veces se ponía lo primero que encontraba en su armario.
—Entonces vas bien, me gusta —aprobó Jiwoo, echándose hacia atrás en su asiento con una sonrisita—. Pareces... menos desastrosa que de costumbre.
—¡Oye! —protestó Gaeul, acercándose la cámara al rostro para sacarle la lengua—. Siempre que terminamos hablando, me sueltas algo feo.
—Es un halago, te he dicho que estás guapa —dijo su amiga, tomando un sorbo del té que se había pedido cinco minutos antes. Como era fin de semana y no tenía que trabajar, había ido a una cafetería para adelantar trabajos de la universidad—. Tengo que colgar, que ya han llegado mis compañeras.
