Gaeul y Hyunjin tienen muy claro que lo suyo no va más allá de una amistad. Pero son los únicos que no se dan cuenta de que se miran de todo, menos como amigos.
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Hay algo que Gaeul tiene siempre en mente: no confiar del todo en nadie.
Por esa ra...
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advertencia: este capítulo se me ha ido MUY de las manos en cuanto a intensidad. Quería avisarlo porque siento que es too much y que si no lo hacía sería peor JAJAJAJJAJA. Si lees, hazlo bajo tu propia responsabilidad, y si no... besito en la frente igual para ti <3
*insertar red lights*
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—¿De verdad que no me estás haciendo una encerrona? —le preguntó Gaeul a Hyunjin por quinta vez.
El joven tenía planeado desde hacía tiempo invitarla a su apartamento, aquel que compartía con sus padres, para salir un poco de la rutina que suponía el verse únicamente en el edificio de JYP o en la casa de ella. También quería involucrarla un poco más en su entorno más cercano, demostrarle que su relación iba más que en serio, porque la conocía, y sabía lo difícil que era para ella confiar en los demás.
Por eso, cuando todos habían terminado el último ensayo antes de la gran puesta en escena y se dividieron, cada uno quedándose en los dorms o con sus parejas, había aprovechado el momento y le había sugerido aquello. Al principio se negó, diciendo que no se sentía preparada para conocer a sus padres, y menos sin haberla avisado con antelación, pero una vez le explicó que solo sería presentarle a Kkami, accedió.
—Te lo prometo —respondió él, pasándose las manos por el cabello antes de introducir la llave en la puerta.
Tuvo que intentarlo varias veces, ya que el objeto se le resbalaba por el agua que aún tenía en el pelo, mojado debido a la ducha rápida que había tomado después de pasar dos horas bailando con toda la energía posible. Minho había sido más exigente que nunca, y aquello se notaba en lo doloridas que tenía las piernas.
No había dado ni dos pasos cuando se giró e invitó a Gaeul a pasar con la mirada. Parecía que aún no creía su promesa, porque sus ojos no dejaban de ir de un lado a otro, como si los Hwang fuesen a salir de algún escondite.
—Si tus padres están aquí y me estás mintiendo... —No terminó de hablar porque una sombra que apareció a lo lejos captó su atención, e hizo que se callase—. ¡Eh, es Kkami!
—No esperaba que te acordaras de su nombre —admitió Hyunjin, observando cómo la bailarina se agachaba para acariciar al perro, que había ido directa a ella para cotillear quién era.
Después de que se acostumbrara a esa presencia extraña, se puso a dar vueltas a su alrededor, consiguiendo sacarle risas a Gaeul, que le tomó en brazos al ver que se había ganado su confianza y jugó con su nariz, acariciándole de forma delicada.
Por un lado, a Hyunjin le encantaba ver a su persona favorita con la que había sido su compañía durante tantos años, pero por otro... Kkami estaba siendo más juguetón y cariñoso con ella, a la que conocía desde hacía apenas unos minutos, que con él, que llevaba cuidándolo toda la vida.
