이십육. real life

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Gaeul tenía miedo, mucho miedo.

Con el paso de los días, se había dado cuenta de que hablar con Hyunjin la hacía extremadamente feliz, como si viviese en un cuento de hadas y ella fuese la protagonista de la historia más dulce del universo. Y aquello hacía que le diese pavor que todo se esfumase de la noche a la mañana. Quería que esa situación durase lo máximo posible: disfrutar de las conversaciones tontas que tenía con él hasta la madrugada, las llamadas que realizaban cada vez que tenían un hueco libre en común, los apodos empalagosos que utilizaban...

Estaba enamorada, ya lo había asimilado, y eso le gustaba. Le gustaba mucho. Le gustaba tanto que le aterraba.

El chico le había demostrado que se preocupaba por ella una y mil veces, reafirmándoselo no solo con sus palabras sino también por sus acciones, pero... le daba miedo que algún día eso se acabase. Que lo que hubiese entre ellos terminase y no hubiese vuelta atrás. Que pasasen de tener una conexión tan única a ser desconocidos.

El problema era que Gaeul no confiaba en nadie al cien por cien. Nunca lo había hecho, y pensaba que nunca lo haría, porque siempre existía el terror latente de que la abandonasen, como había hecho su madre muchos años atrás. Por eso, en cuanto se dio cuenta de que para la gente las relaciones eran algo reemplazable, decidió encerrarse en sí misma, para que en caso de ruptura no le doliese tanto.

Hyunjin era su única excepción.

—¿Todo va bien, cielo? —preguntó el señor Yoon, dejando una taza de café humeante enfrente de ella, que la tomó para calentarse las manos. Ya era finales de abril, y las temperaturas habían subido, pero Gaeul era del tipo de persona que siempre tenía los dedos congelados.

—Sí —asintió, ausente. Seguía sintiendo esa presión que se le instalaba en el pecho cada vez que daba vueltas a ese asunto. A veces hasta se quedaba sin respiración, tan concentrada en sus pensamientos—. Solo estaba dándole vueltas a la cabeza.

—¿Es por Hyunjin? —quiso saber su padre, enarcando una ceja de forma leve y arrastrando la silla que había a su lado, para sentarse junto a su hija. La mirada del hombre estaba cargada de preocupación, y eso no alivió a Gaeul ni lo más mínimo.

WOW - Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora