Gaeul y Hyunjin tienen muy claro que lo suyo no va más allá de una amistad. Pero son los únicos que no se dan cuenta de que se miran de todo, menos como amigos.
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Hay algo que Gaeul tiene siempre en mente: no confiar del todo en nadie.
Por esa ra...
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Gaeul era del tipo de persona que deseaba que los días pasasen rápidos, ya que estaba bastante cansada de vivir la misma rutina una y otra vez, pero por primera vez en su vida quería que pasasen lo más lento posible, ya que eso significaba que tardaría más en encontrarse con Minho; no obstante, el destino nunca le había sonreído, así que por supuesto tampoco lo hizo esa vez.
—¿Has llegado ya? —le preguntó Jiwoo con impaciencia al otro lado de la línea.
La joven estaba tan nerviosa por el encuentro que había llamado a su amiga, que recién se había despertado y se estaba preparando para ir a trabajar, para no sentirse sola. Su voz sonaba somnolienta, y Gaeul agradeció silenciosamente que, a pesar de haberse acabado de levantar, hubiese aceptado su llamada.
—Acabo de salir de la estación de Gangnam —informó ella, mirando de un lado para otro en un intento de averiguar dónde se encontraba.
A pesar de haber ido por allí un par de veces, ya que era una zona bastante popular y concurrida, sobre todo entre los idols, que hacían sus compras lujosas por los alrededores, no era capaz de ubicarse.
Incluso había intentado contactar con Mino, que había sido quien la había invitado, pero el muchacho no había respondido; normalmente lo hacía tarde, sí, ya que siempre estaba ocupado, ¿pero no mostrar muestras de vida en ningún momento? Eso sí que era extraño.
—Entra en la conversación del otro día con Minho y que Naver Maps* te guíe —propuso su amiga, bostezando de manera tan larga y audible que se le contagió a Gaeul mientras hacía lo mandado.
Echó a andar y, a medida que el móvil indicaba que estaba más y más cerca, su cuerpo empezó a temblar con violencia, tanto que llegó un momento en el que ni siquiera la voz calmada de Jiwoo, que le repetía que se calmase y que todo iba a salir bien, era capaz de tranquilizarla.
¿Y si fastidiaba todo? ¿Y si le caía mal a alguno de los miembros que estarían por ahí? ¿Y si pensaban que había acudido vestida demasiado informal a la invitación de un idol? Al fin y al cabo, como se trataba de un ensayo, llevaba puesto su chándal y zapatillas más cómodos.
—Debo de haber desarrollado poderes —soltó Jiwoo de la nada, causando que la joven dejase de perderse en sus pensamientos—, porque juraría que puedo oír cómo giran las ruedas de tu cerebro.
—Solo estaba pensando en cómo debería actuar. Sabes que de por sí no soy una persona que cause buena impresión.
—La primera vez que nos conocimos no fue tan mal —mintió la muchacha con descaro, soltando una carcajada sin disimular lo más mínimo.
—No, simplemente te confundí con una trabajadora de la limpieza. —Por primera vez en lo que llevaba de mañana, Gaeul sonrió. Eso relajó sus músculos, más tensos incluso que cuando se preparaba para una performance—. Y te pregunté que si podía pisarte lo fregado.
