Gaeul y Hyunjin tienen muy claro que lo suyo no va más allá de una amistad. Pero son los únicos que no se dan cuenta de que se miran de todo, menos como amigos.
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Hay algo que Gaeul tiene siempre en mente: no confiar del todo en nadie.
Por esa ra...
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Era la primera vez en mucho tiempo que Hyunjin se autoexigía tanto en un ensayo.
Normalmente el idol bailaba hasta que las piernas le temblaban y terminaba con el corazón acelerado, pero siempre con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro que demostraba que bailar le hacía feliz. Aquella mañana, sin embargo, no fue así: estaba frustrado, e incluso a pesar de todo esos esfuerzos, seguía viendo errores mínimos que le impedían avanzar.
Eso, por supuesto, no pasó por desapercibido ante los ojos de Minho, que llevaba observando sus movimientos desde primera hora de la mañana, cuando se habían encerrado todos para seguir ensayando la canción.
—¿Sigues dándole vueltas a lo de ayer? —preguntó Minho, con una pequeña sonrisa sarcástica en la comisura de los labios, una que indicaba que iba a aprovechar la situación para molestar a Hyunjin.
El joven no respondió, esperando a que el mayor abriese la puerta del dorm. Lo que necesitaba en esos momentos era tirarse en la cama, entretenerse con algo y dejar de darle vueltas a la cabeza. Un pensamiento más y explotaría.
—Si no respondes, no abriré —informó Minho, lanzándole una mirada divertida a Seungmin, que estaba jugando con la cremallera de su chaqueta, sin prestar atención a la conversación entre los otros dos.
—Ni siquiera sé a qué te refieres, hyung —terminó respondiendo Hyunjin.
No había dormido bien por los nervios de hacer el vlive aquel día, lo cual era extraño porque no era ni de lejos el primero que hacía. Quizás esa tensión se debía al hecho de que sabía que al otro lado de la pantalla estaría Gaeul, aquella chica torpe y malhablada, y que se fijaría en cualquier error que cometiera.
Ni siquiera él conocía el motivo por el que su estómago parecía estar en un nudo constante que había causado que sus músculos estuviesen tensos toda la mañana.
Solo sabía que desde el momento en que abrió los ojos y sintió su cuerpo pesado, se arrepintió de haberle escrito el día anterior para pedirle que estuviese presente en el directo.
—Ayer dijiste que Gaeul tenía muy mal gusto por fijarse en Minho —aprovechó Seungmin para hablar, decidiendo que la charla había tomado un giro que merecía su atención.
—¿En quién se fijaría si no? —presumió el aludido, acompañado de una risita.
—Hyung —llamó Hyunjin con tono lastimoso—, abre la puerta.
—¿Entonces admites que sigues pensando en lo de ayer?
—No. Simplemente no he podido dormir bien.
—Hwang Hyunjin... ¿durmiendo mal? —chinchó el pequeño, apoyándose en la pared junto a Minho para poder presionar más—. ¿Estás enfermo?
La escena era, cuanto menos, graciosa: Hyunjin, cansado, que se negaba a admitir la verdad; Minho, que era quien había empezado el interrogatorio; y Seungmin, que no tenía nada que ver con el tema pero igualmente estaba involucrado en él.
