사십일. real life

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Gaeul nunca había deseado tanto que existiesen las máquinas de viajar en el tiempo como en esos momentos

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Gaeul nunca había deseado tanto que existiesen las máquinas de viajar en el tiempo como en esos momentos. Estaba tan agobiada con lo que había supuesto el volver a la rutina y el comienzo de octubre, que a veces sentía que si llegaba viva al final del día era un milagro.

Septiembre había sido su mejor mes en lo que llevaba de año, entre el viaje a Japón y el traslado definitivo a su nueva casa, así que empezar los ensayos importantes y prepararse para un comeback había sido un cambio tan drástico que se sentía desubicada.

—¿Quieres que te acompañemos a comprarle algo a Jumin? —preguntó Jiwoo, limpiándose la boca con la servilleta y apoyándose con cuidado en el respaldo de la silla.

Pronto sería el cumpleaños de su hermano, y por primera vez en mucho tiempo, no tenía ni idea de qué regalarle. Todo lo que se le ocurría, ya lo tenía: cada videojuego, cada figura que le llamaba la atención... Nunca había sido un niño muy exigente, pero Gaeul se había encargado de darle todo lo que le gustaba.

—¿No decías que últimamente estaba obsesionado con la música? —sopesó Seohyun, mordiéndose el interior de la mejilla. Siempre hacía eso cuando estaba nerviosa o pensativa, y a la joven le resultaba adorable.

—¿Últimamente? —repitió, alzando las cejas—. Desde siempre le ha encantado todo lo relacionado con ese mundo. A papá le encanta decir que tiene dos hijos artistas —sonrió con algo de nostalgia.

Le resultaba inevitable echarles de menos, por mucho que les visitase con frecuencia. No era lo mismo pasarse un par de horas a la semana por el que había sido su hogar durante toda su vida que vivir allí. A veces, cuando sentía que tenía demasiada carga sobre los hombros, pensaba en hacer las maletas y volver.

—¿Y si le regalas un instrumento? —soltó Jiwoo, chasqueando los dedos como si hubiese tenido la idea del siglo—. Eso es algo que seguro que no tiene.

—Pero es muy joven, ¿no?

—Gaeul, Jumin va a cumplir ya once años —declaró la mayor mientras ponía los ojos en blanco—. Tienes que empezar a darte cuenta de que no es un bebé.

Era consciente de que el tiempo pasaba y que su hermano crecía y no se quedaba estancado en la infancia, pero le resultaba imposible no verle de esa forma. Para ella, Jumin siempre sería el niño pequeño al que debía cuidar, proteger de cualquier cosa que pudiese hacerle daño.

A veces, se sentía incomprendida. Jiwoo y Eunji eran hijas únicas, así que no entendían ese vínculo inquebrantable, y Seohyun, al ser la pequeña de su familia, tampoco. La única que parecía sentirse de la misma forma era Ayaka, y quizás por eso habían conectado tanto desde que se habían conocido, a pesar de que eran muy diferentes.

Aunque no era la única familiar directa de Jumin, porque el señor Yoon estaba siempre presente, se sentía como su amiga, como si tuviese que ocupar el puesto que había dejado su madre hacía casi una década.

WOW - Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora