· Chelsey Hawkins en multimedia ·
Las dudas me reconcomen por dentro. No puedo quedarme e:n casa sabiendo que Zack estará participando en esa carrera. No termino de saber por qué, pero me resulta inevitable sentir empatía hacia él. No sé cuál es el motivo por el que corre en ellas, ni siquiera si es lo suficientemente consistente como para mantener ese sentimiento hacia él, pero algo dentro de mí me aporta la valentía que necesito para querer descubrirlo. Sé que, en la medida de lo posible, quiere mantenerme alejada de ese mundo tan diferente al que estoy acostumbrada. No sé si lo hace porque realmente no quiere que me ocurra nada o simplemente porque no quiere que me meta en sus asuntos, pero no pienso quedarme de brazos cruzados si, de algún modo, puedo obtener respuestas a mis preguntas.
No me he puesto el pijama todavía, así que no pierdo tiempo en vestirme. Simplemente cojo una sudadera del armario porque, aunque no haga frío, a estas horas de la noche sí que refresca un poco. Mientras lo hago me doy cuenta de que no tengo ni idea de dónde tengo que ir. Luke podría haber prestado un poco más de atención a la conversación para darme esa información. Las palabras de Zack aparecen en mi cabeza como por arte de magia, recordándome que suelen llevarse a cabo en lugares alejados de las casas y de la vida en el pueblo, en espacios abandonados y poco cuidados. Por suerte, el pueblo no tiene demasiados lugares así, por lo que no tengo que descartar opciones. El único lugar donde puede tener lugar es, sin lugar a dudas, el polígono donde están agrupadas todas las naves industriales.
Solamente he ido una vez, aunque he escuchado hablar mucho de él. Es un lugar perfecto para este tipo de actividades clandestinas: carreras de motos ilegales, trapicheo con drogas, peleas entre bandas... Por suerte, está bastante alejado del centro de la ciudad y, por eso, muchas veces ni siquiera interviene la policía. Recuerdo perfectamente la vez que fui. Faltaban dos horas para que abriesen una discoteca cercana y Leah pensó que era buena idea ir ahí, ya que había oído que era el lugar donde se juntaban todos para beber y pasar un buen rato. Por suerte, vivimos una experiencia tan mala que ninguna de las dos ha querido regresar.
Por desgracia, parece que eso va a cambiar para mí. Recuerdo que en una parada cercana a mi casa pasa un autobús que me deja a unos diez minutos de ese polígono. Si consigo llegar a tiempo al siguiente que pase, no me resultará muy complicado. Cojo mi móvil para mirar la guía de autobuses, cuál es el horario y el trayecto. Según eso, a las 19:30 pasa uno por la parada cercana a mi casa.
¡Y son las 19:28!
Como siempre, me meto algo de dinero en el bolsillo por si tengo una emergencia. No puedo salir por la puerta principal porque es probable que Luke y Daniel se hayan quedado en el salón viendo alguna película. Como mínimo al decirles que me iba a dormir he asegurado que no vayan a meter las narices donde no deben. El único modo por el que puedo marcharme sin ser descubierta es uno que no utilizo desde hace varios años. La ventana de mi habitación da al patio exterior y, por suerte, papá decidió construir una pequeña y sencilla escalera de emergencia por si, en algún momento, necesitábamos salir corriendo de la segunda planta. A esa escalera solo se puede llegar desde mi pequeño balcón así que, desde que soy pequeña, es una buena manera de escaparse de casa. Y no la he utilizado yo solamente.
Desciendo por la escalera lentamente para no llamar la atención de vecino de al lado. Una vez me vi en la obligación de sobornarle para que no les explicase a mis padres que utilizaba la escalera para escaparme. Al ser un viejo cascarrabias, le bastó con prometerle que no volvería a llevar a mi amiga Leah a una fiesta en el jardín porque, según él, gritaba demasiado. Gracias a eso, soy incapaz de llagar a tiempo al autobús, por mucho que me esfuerzo en correr.
Me llama bastante la atención que una única persona se haya bajado de él. Es un hombre al que no sé ponerle una edad exacta, quizás ronda entre los veinticinco y los treinta, aunque se conserva bastante mal. Su pelo, su piel y sus ojos son de un color oscuro, similar a la noche. Además, que vaya completamente vestido de negro tampoco ayuda demasiado.
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Stay Away
Teen FictionConocer a Zack Price no entraba en los planes de Brooke. Conocer sus secretos, todavía menos.