Capítulo 16. "-Es más que suficiente"

5K 275 10
                                    

Cuando llega el siguiente día de instituto me siento... distinta. También me siento estúpida, porque lo único que ha cambiado en mi vida es que, ahora, me he besado con un chico. Y ese chico es Zack, el que hace unas semanas pensaba que iba a ser mi archienemigo acérrimo durante los próximos meses de instituto. Es irónico el modo en que la vida te lleva por caminos que, al principio, crees inimaginables. Soy de las que piensa que las cosas siempre ocurren por una razón, así que intento no darle más vueltas de las necesarias.

Si ha pasado, por algo será.

Me siento en uno de los bancos cercanos a la entrada del instituto porque, al venir tan temprano, aún no ha abierto. Hoy me ha apetecido madrugar más de lo normal para darme una ducha energizante y para llegar con tiempo de sobras al instituto. Aunque todo el mundo daría lo que fuese por mantenerse enganchado en la cama cada mañana, a mí me gusta ver los colores que tiñen el cielo a esa hora. Me relaja y me hace dejar de pensar en aquellas cosas que más me preocupan.

Por mucho que eso me haya ayudado a despejar la mente, no sirve cuando me siento en el banco a esperar. Por una parte, no quiero encontrarme a Zack. Me da miedo no saber cómo actuar después de lo que ocurrió. Sé que debo ser valiente y afrontar la situación como una persona adulta, pero no me veo capaz de hacerlo. Por otro lado, tampoco quiero encontrarme a Brad. De hecho, prefiero encontrarme a Zack antes que a Brad, porque con el último las cosas no pudieron acabar peor.

El timbre suena, obligándome a levantarme. Daría lo que fuera por quedarme en ese banco lo que queda de día. Camino hasta mi taquilla para sacar el libro de Biología, sin dejar de controlar la situación por el rabillo del ojo. Después, me dirijo al aula correspondiente, encontrándome a Will y Chelsey charlando en una de las mesas del fondo. Bueno, están discutiendo, más bien. Saludo a Will con la mano antes de sentarme a unos metros de ellos. Al cabo de pocos minutos, aparece a mi lado con cara de pocos amigos.

—¿Problemas en el paraíso?

—Problemas en el infierno —responde antes de resoplar. Saca su libro y se apoya en el respaldo de la silla—. La noche del cumpleaños de Leah, Chelsey pasó la noche fuera de casa. La han castigado, pero se empeña en revelarse.

—¿Crees que está metida en algún problema?

—Intento averiguarlo, pero no pone las cosas fáciles —niega con la cabeza mientras se echa el pelo hacia atrás—. ¿Por qué complica tanto las cosas? A mí tampoco me resulta agradable vivir con ella, pero hago un esfuerzo.

—No te martirices, Will —coloco mi mano encima de su hombro, dándole un pequeño apretón reconfortante—. Tú haces las cosas bien, ella no. Es su problema.

—Cambiemos de tema, no quiero hablar más de ella.

—Explícame cómo fue la cita con Leah, entonces.

—Fue estupenda —sonríe—. Después del restaurante, fuimos a dar una vuelta en barco por el lago. Se puso muy contenta al ver a los cisnes.

—Aunque parezca lo contrario, es muy fácil hacer feliz a Leah —me encojo de hombros.

—Estoy pensando en un regalo para nuestro primer cumplemes. ¿Tienes alguna idea que pueda servirme?

—¿Vuestro primer cumple qué?

Cumplemes —me repite—. Vamos, no me hagas explicártelo.

—De acuerdo —enarco una ceja—. No tengo nada en mente, pero te aconsejo que sea algo especial. No hace falta gastarse mucho dinero.

—Eso no me ha servido de gran ayuda.

El profesor entra en clase, evitando que le responda. Hoy es uno de esos días en los que no me apetece nada prestar atención a lo que explique el profesor. Es cierto que me he levantado con mucha energía, pero no la suficiente como para tragarme una hora entera de esta asignatura.

Stay AwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora