Fiesta de cumpleaños de Brooke: parte 1.
Las suaves y familiares manos de mi madre me acarician el pelo con suavidad, intentando hacerme un bonito recogido. He intentado negarme de todas las maneras posibles, pero ha insistido tanto y de un modo tan persuasivo, que he terminado desistiendo. Al fin y al cabo, solo es un día al año y, si resulta ser verdad, me ha dicho que va a favorecerme.
Mis manos están sudorosas, obligándome a secarlas constantemente contra la parte baja de mi vestido.
—No hagas eso —la voz de mamá resuena en mis oídos—. Vas a estropear el vestido. Y, por lo que tengo entendido, no es precisamente barato.
—Estoy nerviosa. Ni siquiera sé por qué, tan solo es mi cumpleaños —me encojo de hombros.
—Algo dentro de ti sabe que va a ser un cumpleaños especial —me sonríe con ternura, haciéndome sentir mejor.
Suspiro.
Mamá me conoce muy bien, sabe perfectamente en qué momentos estoy inquieta, nerviosa o asustada. No puedo evitar hacerle caso al cosquilleo que siento en la barriga cada dos por tres. Para dejar de lado todo lo que me martillea la cabeza, aunque solo sea unos minutos, decido prestar atención al modo en que mamá mueve sus dedos hábilmente sobre mi pelo. No sé cómo describir lo que me está haciendo, es una mezcla de varios elementos que, en su conjunto, quedan genial. En primer lugar, me ha recogido el pelo con un sencillo moño, la forma del cual me ha recordado a una rosa con los pétalos grandes y abiertos. Después, en el lado izquierdo, me ha hecho una trenza de espiga, sujetándola con algunas hebillas en el extremo contrario, haciendo que atraviese todo el moño.
—Bien, creo que ya está.
Miro una vez más el resultado, sin poder creer que haya terminado gustándome. Me levanto de la silla para fundirme en un abrazo con mi madre. Va a resultarme algo extraño no pasar este cumpleaños con ella. Desde que tengo memoria, todos los años ha sido la primera en felicitarme. De hecho, hubo un año en el que me quedé dormida y, a las doce en punto, vino a despertarme solo para poder ser la primera en hacerlo, como siempre.
—¿Crees que voy bien?
—Brooke, estás preciosa. ¡Ni siquiera puedo creerlo! —suelta una carcajada—. Tengo que darle las gracias a Leah, si no llega a ser por ella jamás te hubieses puesto un vestido tan bonito como ese.
Pongo los ojos en blanco, divertida.
—¿Sabes dónde están Luke y Daniel?
—Terminándose de arreglar. Ellos también quieren estar impecables para el cumpleaños de su hermana.
—También es el cumpleaños de Luke, mamá.
—Créeme, con el parto que me hicisteis pasar, es imposible que me olvide del día de vuestro cumpleaños —bromea.
Mamá recoge todo lo que ha utilizado para peinarme hasta que deja el baño de vuelta a su estado natural. Después, sale por la puerta, pero antes de alejarse demasiado, vuelve a girarse hacia mí.
—En menos de una hora tenéis que iros.
Le asiento con la cabeza y vuelvo a mi habitación.
Continúo nerviosa. Recuerdo las palabras de mi madre y evito frotar mis manos contra la tela del vestido. Sé que tampoco es algo que vaya a utilizar muy a menudo, pero no quiero destrozarlo antes de llegar a la fiesta. Empiezo a mentalizarme de que, si quiero que todo salga bien, necesito calmarme. Me siento en el borde de la cama, y es en ese momento cuando me doy cuenta del pequeño paquete que hay encima de las sábanas. No tengo ni idea de quién ha sido ni de por qué lo ha dejado aquí, pero, después de varios segundos, termino cogiéndolo.
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Stay Away
Teen FictionConocer a Zack Price no entraba en los planes de Brooke. Conocer sus secretos, todavía menos.