Capítulo 10: Espontaneo

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La atención de los chicos y chicas de la universidad es captada por la llegada del par en motocicleta, al principio un grupo de chicas miraron sin importancia a la joven que bajó del vehículo quitando su casco con irritación, pero que prestaron cierta atención cuando el hombre retiró el suyo, algunos murmullos entre las féminas comenzaron sin que el par se diera cuenta.
Aurora le entrecerró los ojos al pelinegro que cuya curvatura de sus labios no se deshacía su burla, guardó el casco en su mochila y con autoridad afirmó que la recogería al salir de la escuela, de esa manera se encaminó con pasó pesado y rápido adentro de la universidad, en donde una vez se posicionó frente a su casillero. Un grupo de chicas a las que les sorprendió que la rodearan, le comenzaron a pedir con alegría que les contara quién es el que la trajo.

—¿Dónde lo conociste? —preguntó una casi zangoloteando su brazo con emoción violenta.

—Está muy guapo, ¿tiene un hermano? —se aventuró a decir otra aplaudiendo.

—¿Desde cuándo salen? —Aurora se sentía estar en otro mundo cuando ese puñado de chicas de primer año son del equipo de porristas, ahora su ánimo estaba resaltando ahí.

—No, no es —no pudo terminar de hablar cuando la próxima capitana del equipo interrumpió con fastidio.

Susana Carter se presentó con minifalda lisa y pegada, zapatos de tacón corto y una blusa de tirantes delgados que deja ver un poco más de la cuenta sus pechos, peina con vanidad su cabello lacio color chocolate mientras ríe con burla.

—Debe ser un don nadie para salir con ella —soltó recibiendo el silencio de las demás y la mirada de soslayo de Aurora—. Dime querida, ¿cuál es su record criminal? —la de ojos oscuros suspiró cansada abriendo su casillero, depositando su casco e intercambiando libros y libretas de adentro ignorando la habladuría de su compañera del mismo grado— Por su facha parece que mínimo robo —el metal de la puerta fue azotado. Aurora pasó por su lado golpeando su hombro—. ¿Atiné? —dijo con entusiasmo empezando a seguirla, las otras chicas también pero algo alejadas— Vamos, debe ser revitalizante para ti que algo como eso ande contigo ¿no?

Aurora paró su andar para mirar que la animadora con sonrisa irradiando carísima hipócrita se quedó a su lado. Suspiró con los ojos cerrados apretando el puño en la correa de su mochila. Alumnos la ven con extrañeza por esa acción y gesto que ella hace cuando se siente agobiada, cuando la irritación la inunda queriendo desahogar el malhumor que personas como Susana Carter buscan molestarla o molestar a los demás. Termina de calmarse y le sonríe, sigue su camino mientras la chica de ojos azules se le queda viendo con una mueca de desagrado.

Aurora va por los pasillos a pasos largos hasta entrar al baño casi golpeando la puerta y se adentra a un cubículo en el que da vueltas mientras pasa sus manos por la cabeza y la cara, trata de calmarse porque no quiere gritar lo que piensa de ella, luego se queda quieta porque escucha que han entrado al espacio. Se cruza de brazos renegando en sus adentros porque reconoce las voces.

Susana y sus amigas ríen a burlas y mofas sobre ella, la llaman tonta y perdedora, hacen imitaciones pésimas con voz exageradamente infantil.

—Pero no puedes negar que ese hombre está muy bueno —dijo una con toque de deseo, Aurora alzó una ceja poniendo atención cuando las demás afirmaron.

—Bueno sí, es verdad —mencionó Susana causándole gracia a la que está escondida cuando antes se burlaba de llamarle delincuente.

—¿De dónde lo habrá sacado?

—Seguramente de un bar de mala muerte —Jones frunció el ceño queriendo salir para reclamarle—. ¡Oh! ¡Ya sé! Tal vez ese sujeto la folló a la fuerza y como ella es una zorra le encantó y ahora se cree que es su alma destinada.

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