Capítulo 13: Malentendido

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La música había parado dejando a una pareja que disfruta de sus besos en total calma. Aurora tiene que aprovechar los breves espacios de separación que el contrario permite hacer para transportar aire a sus adentros, la sensación de una corriente eléctrica recorrerles hasta la última célula les estremece por completo, les provoca cerrar una distancia inexistente entre sus cuerpos, pues Heka afianzó la figura de la chica envolviéndole por la cintura con un brazo y con su otra mano la sostiene de la nuca, arremolinando los cabellos castaños, a su vez, Aurora no suelta la cabeza del hombre, pues evita que se separe afirmando con la mano la nuca masculina.

Le pelinegro gruñe un tanto desesperado, la alza obligándola a que sus piernas le abracen para no caer y llevarla a acostarla en la cama, manteniendo su cuerpo encima del de ella. Se separa un instante para dejarle respirar de mejor manera, se miran ansiosos, nerviosos y hasta fuera de sí, se reconocen más de lo que ya se han estado viendo y con ímpetu regresan a unir sus labios con deseo, en especial el hombre cuando hace a Aurora abrir sus ojos con asombro por su interior vocal siendo explorado sin vergüenza. Su voz busca escapar por los jadeos del calor que despierta en sus adentros, aprieta la tela de la camisa de él y sus ojos forman pequeñas gotas. Heka le deja respirar, una fina línea de saliva les deja unidos que luego él limpia mientras admira la respiración acelerada y su rostro invadido por el rubor que le hace pensar que es lo más hermoso que ha visto. Baja de nuevo, a dejar besos cortos y luego largos siendo tierno, recorre sus labios por la mejilla, la mandíbula, hasta llegar al cuello en el que se entretiene siendo delicado y también juguetón, sonríe y ríe travieso al escuchar los jadeos de ella y al hacerla que se retuerza mientras aprieta con fuerza su camisa.

—H-Heka… —dice reprimiendo su voz, él la ve sonriendo casi con inocencia.

La criatura suspira lento, entiende lo que su mirada le expresa, comprende que aunque la provoque ella no se siente preparada aún, así que deja cortos y lentos besos a su garganta, sube de esa forma hasta su barbilla y termina con un largo beso cargado de dulzura en sus labios, para después restregar su rostro con cortejo cual gato ronroneando. Aurora no lo sabe pero algo en su interior se lo dice, como si entendiera que el sonido que emite el hombre es la traducción de su nombre, que la está llamando en su idioma. Sonríe risueña porque se siente feliz, corresponde con un abrazo fuerte para terminar acurrucados en la cama compartiendo sus presencias.

Las horas pasan y la chica está completamente dormida aferrada al hombre que posa su vista al techo de figuritas luminosas. Él recuerda cuando era un pequeño niño, no era muy diferente de estructura a una criatura humana, de tamaño y estatura era como el promedio de un terrícola, también delgaducho considerado enclenque. Sus ojos recuerdan el paisaje de estrellas como si estuvieran a solo unos metros de él mientras estaba recostado del fino y suave pasto celeste, en medio las flores de tallos y pétalos delgados con colores luminiscentes. Esas plantas daban el toque más mágico que uno pudiera encontrar, se cargan con su sol y lo reflejan en la oscuridad, perfecto para quedarse tumbado y dormir sin problemas. Nada nunca le había hecho sentirse tan bien como ese recuerdo, y ahora tiene algo que lo supera, o mejor dicho, tiene a alguien que le hace completo.

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El día empieza con el sol dando a la cara de Aurora, reniega tener que despertar cuando estaba tan a gusto con su amante. Y justo esa palabra le hace sentirse apenada al recordar los besos y caricias que acontecieron durante la noche. Se da la vuelta esperando encontrar a Heka a su lado, sin embargo el lugar está vacío y acomodado, se pregunta dónde está, no hay nota como suele dejarle cuando va a salir, tampoco un mensaje en su teléfono excepto de sus padres preguntándole por su estadía en casa sola. Ella les contesta junto a una foto diciéndoles que sigue viva y la casa también, se intercambian textos unos minutos antes de arreglarse para bajar a hacerse algo de comer e ir a la escuela.

Desde las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora