Frente a la gran ventana un ser con la misma armadura oscura yace parado con los brazos atrás, está parado viendo desde las alturas al pueblo que ha llegado, a su alrededor, otros compañeros se concentran en sus labores, como los encargados de estar en el tablero para maniobrar la nave y responder a los llamados de sus camaradas abajo, y otros están firmes esperando instrucciones. Él, que mira a ese lugar sin expresión o sentimiento, está preparado para llevar a cabo la misión que se le fue encomendada a hacer, por eso, a base de cumplir las órdenes que se les han establecido, indica a sus guerreros a cumplir las suyas.
Esos soldados que rodearon al pueblo infiltrándose por el bosque, no están sujetas a otras instrucciones.
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En el carretera, a las afueras del lugar, un vehículo va adelante de una ambulancia, y dos por detrás. En uno de ellos va Richard Hanmer conduciendo el auto en donde Luna y su guardaespaldas van de pasajeros, el hombre de servicio va en el copiloto y ella atrás. Ya que Richard deseaba desestresarse, él se empeñó en tomar el volante, su hijo por otra parte, acompaña a su madre en la ambulancia, siempre es así, no se separa nunca, mas lo cuida el guardaespaldas en que más confía el mayor. El hombre suspira profundo para poder calmar sus adentros al salir de su hogar, sin embargo, no le es posible tranquilizarse al tener latente un poco el desdén de la noche anterior.
—Señor —la pelinegra llama su atención en el retrovisor—. Lo siento —susurra con mirada baja apretando los puños.
—No debes disculparte, no hiciste nada malo.
—Pero su esposa…
—A ella no le gustaría que hubiera escogido a un cerdo en vez de a ti —le sonríe intentando ser gentil, pero apenas puede dibujar el gesto—. Además tengo mis razones.
—¿Qué le sucedió a él?
El hombre prefiere mantener su mirada al frente, no obstante, la frialdad en los ojos del jefe y el apretar del volante provocan escalofríos a la mujer que se sorprende de verle así, como si no fuera la persona que conoce. Richard tuerce la curvatura de los labios en una sonrisa que solo incrementa el desconcierto de Luna.
—Se fue, lo siento. Puedes denunciar, pero no creo que lo encuentren.
La joven, aunque podría concluir en que su jefe ayudó a escapar al colega encargado de la investigación y avances para la recuperación de su esposa, no lo hace, pues la imagen que él mostró siendo totalmente intolerante y hasta frío cuando mandó a llamar a su empleado, le dice que no fue así.
Luna, sin entender bien (o quizás si lo hace, pero prefiero convencerse de que no) siente pena por el profesional al que dejó de ver, una vez salió de la oficina de su jefe.Una explosión al frente hace parar la marcha, pueden reconocer al vehículo en llamas que ha salido volando, que es el que estaba enfrente a la ambulancia.
—¿Qué ha pasado? —pregunta Richard descolocado.
Los guardaespaldas en la retaguardia y el que acompañaba tanto a él como a su hijo y esposa, salen armados desplegándose para enfrentar lo que les ataca.
Richard sale dirigiéndose a la ambulancia, Luna va con él, se acercan para conocer la razón de la parada y el desconcierto que ha embargado a los protectores, sin embargo se paralizan al igual que el resto al ver lo que obstruye el camino. Cinco guerreros, uno de ellos con un cañón cuya boquilla tiene una tenue iluminación azul en las ranura del interior.
—Papá —habla el muchacho aterrado al abrir la puerta, su frente posee una herida sangrante hecha al haberse golpeado contra un estante cuando el vehículo frenó con brusquedad—. ¿Qué ocurre? ¿Qué son esos?
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Desde las estrellas
Научная фантастикаAurora Jones es una joven universitaria que vive tranquilamente en su pueblo en el que gusta de observar las estrellas con su telescopio en el bosque, sin embargo su vida toma un giro cuando una noche se encuentra en riesgo de ataque de un oso que s...