Capítulo 35: Llegada

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—Hay que hacerlo rápido —menciona la voz masculina queriendo infundir autoridad.

—Pero esto es peligroso —responde otro sin poder ocultar estar temeroso—. Además, ella está aquí, ¿no es así? —dice a una chica de cabello chocolate, quien frunce el ceño y mira desconfiada atrás.

—Sí, ese fenómeno se infiltró con nosotros. No estamos seguros —añade la chica cruzándose de brazos, maldice entre dientes mientras los demás jóvenes la ven.

Un poco apartados del campamento, un grupo de chicos están reunidos con preocupación, algunos están todavía con los uniformes escolares con que salieron de la escuela. Son chicos de equipos de fútbol americano, de las dos universidades rivales del pueblo, así como algunos miembros de las y los animadores, entre ellos está Susana Carter, quien se juntó con el grupo por interés propio y curioso. Fue el capitán del equipo de su institución el que planeó la reunión, aludiendo a obtener información de algo de lo que no están enterados y quieren saber. Quieren regresar al interior del pueblo y conocer lo que pasa en realidad, comprender que no están locos o tomándoles el pelo con una historia fantasiosa, o simplemente pelear con los demás por defender su tierra.

—Es una locura —dice uno moreno de la universidad contraria, niega con la cabeza y las manos en los bolsillos la idea de ir a lo que será una zona de guerra.

—Vamos hombre —menciona el capitán Eliot Frank, en un tono amistoso y casi burlón—. ¿No quieres saber lo que pasa en realidad? ¿O defender lo que es tuyo?

—¿Qué piensas tú que puedes hacer? —le cuestiona encarándolo con provocación— No tenemos nada con que luchar, ni siquiera una maldita pistola, ¿y tú quieres ir allá a qué?

—Podemos unirnos a los militares, pelear con ellos.

—A morir con ellos querrás decir —corrige enfrentándole despectivo, mira a los demás, en especial a su escuela e inquiere con la cabeza a irse—. Vámonos, no somos imbéciles —agrega golpeando el hombro del contrario empujándole para moverlo.

—Eres un cobarde.

El otro se voltea con enojo. —¿Qué has dicho?

—Que eres un cobarde, una gallina.

—¿Por qué? ¿Por no querer ir a morir a lo idiota?

—Tú eres el idiota —golpea el pecho del contrario con el dedo índice, lo cual le molesta y lo aparta de un empujón.

—¡Lo que propones es un suicidio!

Ambos empiezan a forcejear, sus compañeros tratan de separarlos, otros parecen que empezarán su pelea, el calor sube con lo que aparenta será una riña, pero las cosas se calman cuando el Timothy Becklan se mete a la fuerza entre la querella, buscando calmar las ansias al detener a ambos jugadores.

—¡¿Pero qué les pasa?! —espeta apartándoles, reclamando con la cara endurecida la acción de ellos— No sé qué rayos les sucede, pero sea lo sea, no es momento para esto.

—¿Y ella qué hace aquí? —toma la palabra la porrista, Susana hace a todos fijar la atención a la castaña que está sorprendida de lo que acontece.

Las miradas en Aurora son de temor y de rechazo, haciéndola sentir que la juzgan duramente sin necesidad de pronunciar una sola palabra, la más desdeñosa es sin dudas la de la joven Carter, quien se ha puesto cerca del pelirrojo, pero al menos la pelea se detuvo. Algunos retroceden conforme Aurora camina sigilosa por esa notable actitud hacia ella y, a pesar de que Timothy lo nota también estando confuso, pero quedándose quieto al ver que sus compañeros se apartan más, él se siente ofendido por el comportamiento con que la acusan de ser el problema que enfrentan. Reclama sin alterarse, intenta permanecer calmado intentando ponerse al lado de su amiga, sin embargo, Susana lo toma del brazo con fuerza impidiendo que se le acerque.

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