Capítulo 41: Volverte a ver

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¡Mamá! —el grito pavoroso del chico salió con un leve chillido tembloroso— ¡Mamá! ¡Papá!

Los padres salieron de la carpa preocupados por la angustiosa forma de llamada de su hijo de ocho años, lo vieron correr en su dirección cargando a la hermana en la espalda, los pasos eran rápidos, superando enormemente a la velocidad que un pequeño de esa edad podría usar. El muchacho llegó con los adultos que emprendieron los pasos para acercarse a ellos, siendo la madre la primera en alcanzarlos. La familia había ido de excursión a lo profundo del bosque en el lado oeste del pueblo como forma de vacaciones. Mientras el par de hermanos habían ido no muy lejos del campamento hacia el cruce de un arroyo, cuya manera de pasar era por medio de un tronco viejo, la pareja de casados seguía durmiendo en la tienda de campaña, pues los pequeños aprovecharon ese momento para escapar juntos y recorrer el lugar que ya conocían casi a la perfección, sin embargo, cuando felizmente la niña cruzaba primero el ancho puente de madera, con los brazos abiertos como si cruzara la cuerda floja, la corteza mohosa hizo que la bota resbalara, se golpeara la cabeza contra el tronco y luego su cuerpo se resbalara al agua siendo arrastrado. Con miedo, el muchachito llamó a gritos a su hermana mientras la perseguía corriente abajo, pero ella no se movía, había quedado inconsciente, él se metió al agua que le llegaba a medio cuerpo, logró alcanzar la mano de ella y jalarla a él, rodeándole con temor. Regresó con jovencita a la orilla sin dificultad. No se había dado cuenta, no sabía nada, pero en ese momento su fuerza y resistencia, que de por sí ya era superior para su edad, había aumentado más.

Los padres observaron que la hija sangraba de la cabeza, había sufrido un corte. Sin esperar nada la madre la cargó en brazos y corrió con ella hasta el pueblo, llegando al hospital encontró a su doctor particular que la atendió de inmediato, poco después, padre e hijo llegaron, el niño claramente alterado y preocupado, que luego fue calmándose al serle informado que su hermana estaba bien. Se le hicieron pruebas a él también, descubriendo que su sistema estaba cambiando, su actividad genética progresó, por lo que su madre, con ayuda del doctor, se le fue explicado el origen de ese cambio, por supuesto que para el chico todo se le hacía extraño y hasta temeroso, tenía que mantener en secreto lo que se le reveló, y para que aprendiera a controlar su fuerza y habilidad, se mudaron un tiempo con su abuelo, Roger Jones, quien encantado los acogió y compartió momentos con ellos, especialmente con sus nietos.

La noticia de la partida tomó por sorpresa a la pareja Becklan, quienes hacia poco habían vuelto al pueblo luego de cinco años de ausencia por el traslado de Albert a otro condado, esperaban que los muchachos se conocieran y se llevaran bien, pero eso ahora tendría que esperar un tiempo, incluso luego del regreso de la familia Jones, cuando Arthur ya sabía manejar con destreza sus habilidades, la oportunidad de conocerse con el hijo de los amigos de sus padres, fue difícil, pues Timothy Becklan siempre lograba no estar presente en las visitas.
Habían dejado excluida de la verdad a Aurora con intención de no agobiarla por algo que las posibilidades de activar, eran casi nulas, en cambio Arthur, fui instruido con disciplina por su madre, quien le enseñó a pelear a ambos muchachos, a la chica para que no se sintiera incómoda, pero Gaia durante la madrugada y, a solas con el hijo, las prácticas eran más avanzadas, al igual que el aprendizaje de su lengua natal.

Cuando los gemelos tenían trece años, infortunadamente el abuelo falleció, a la muchacha se le dijo que fue muerte natural. El anciano dejó una caja con dos dijes, los cuales explícitamente había heredado a su nieto junto a un mensaje. Había sido un golpe duro para los hermanos, lo amaban demasiado, Arthur sabía que su hermana lo adoraba enormemente, había quedado deprimida por un tiempo, por eso la familia prefirió seguir manteniendo la verdad oculta a la chica.

Con los quince años cumplidos, y ya empezado a trabajar luego de haber insistido por casi un año a sus padres de aceptar la oferta de Richard Hanmer, el muchacho estaba feliz con lo que vivía y sabía de su legado, en la escuela se reprimía de usar toda su capacidad porque era consciente de que en secreto tenía que hacer permanecer lo que era, pero nada le afligía, pues estaba bien compartiendo de esa forma, al menos hasta que antiguos súbditos de su madre se presentaron a ellos como viejos amigos para visitarlos, cuando tenía ya dieciocho años, claro eso era para seguir engañando a la ajena de la situación y que siguiera siéndolo. Para Aurora solo eran personas comunes que buscaban reencontrarse y conocer a los hijos de sus padres, pero la verdad vino cuando se aprovecharon de que ella fue a una salida con Timothy, pues el hermano se quedó con sus progenitores y los visitantes para enterarse de que pertenecían a la organización en la que su madre colaboraba años atrás. Ellos estaban enterados de que el hijo era activo en sus genes, y querían que se involucrara en la agencia (si quería), por su gran destreza e inteligencia, además junto a otros nievmanos aprendería mejor a controlarse sin tanto cuidado de revelar su secreto. Lo meditaron luego en familia, tomaron una decisión, más bien, él tomó una decisión.

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