Capítulo 23: Amigo

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El final de las mangas son jaladas con algo de incomodidad por parte del usuario. Heka se queja gruñendo bajo mientras se mira al espejo que le permite verse de cuerpo completo, no le agrada mucho tener que vestirse de traje, pero Aurora le insistió usarlo ya que se figura la reunión con Richard Hanmer como una entrevista de trabajo.

—Pero tu amiga dijo que ya estaba dentro de cualquier modo —se voltea a quedar de frente de la chica, y alza una ceja al ver que ella sonríe nerviosa luego de que deshizo la mordedura de su labio—. ¿Qué? ¿No me veo bien? —frunce el ceño regresando a mirarse al espejo.

—Claro que no —Aurora se posa rápido a su lado, él se sorprende de la respuesta—. No, me refiero a que te ves muy bien —dijo divertida escaneando de arriba a abajo al hombre que ladea la cabeza sonriente.

Han pasado cinco días desde el incidente con el ser que peleó contra Heka. En ese tiempo, Júpiter y los militares han trabajado juntos para localizarlo, se ha patrullado el pueblo y el bosque en su búsqueda, incluso ido a las llanuras fuera del pueblo, pero no obtuvieron resultados. Incluso está más seguro de que la desaparición de los cazadores humanos tuvo relación con él y que desafortunadamente, estos ya no tienen salvación. Al pueblo no se le levanta el toque de queda y la prohibición de entrar al bosque. Por otro lado, la criatura de piel blanca presentó a su amigo con los agentes. Si bien la mujer no mostraba confianza como lo hacía Josep Mayer a través de la videollamada, al menos cooperaba con llevar a cabo una relación pacífica. También le comentaron sobre la reaparición de su reina, más el de piel morena no tuvo oportunidad para entablar una conversación con ella a pesar de que ansiaba hacerlo. Aurora entendía que después de todo es un ser querido y alguien que les ayudó a ambos de gran manera.

—¿Estás preocupada por algo? —preguntó el hombre mirándola fijamente por el semblante pensativo de ella.

—No, bueno, sí —suspiró pasando las manos por el cabello—. ¿Por qué Júpiter dice que es mejor distanciarnos?

Heka alzó un poco más sus párpados, luego frunció el ceño con molestia por recordar lo que hace un par de días su amigo les sugirió. Tomando como excusa al que les perseguía, objetó que era mejor que Aurora y él terminaran su relación, ya que da por hecho que será el blanco de un ataque.

—No lo comprendo, estaba feliz por nosotros —mencionó bajo el hombre tomando la mano de ella—. Pero no te preocupes, no voy a dejar que te pase algo.

Él se acercó para besarla con efusividad sin que tuviera resistencia contraria, pues Aurora enredó sus brazos en él dejando que tomara el ritmo del beso. Sienten que sus adentros tiemblan con desespero, despertando y avivando el calor que cada vez les es menos posible retener cuando unen sus bocas, fuego que los incitan a querer probar más, pero que se obligan a parar quedando sofocados por tener que mitigar la flama de su pasión. Se quedan de ojos cerrados teniendo sus rostros unidos, desean continuar y desatar el deseo de poseerse.

—Se nos hace tarde —susurró la joven aferrándose en un abrazo que no quiere romper.

Una leve risilla del mayor, contenida en su interior, es provocada por la acción que difiere con las palabras de la chica. Le alza el rostro por el mentón, la mira divertido rozando sus labios con provocación, haciendo que la muchacha lo mire con reproche por no permitirle que lo tenga.

—Si no me sueltas, se nos hará tarde de verdad.

Ella sonríe ladina, su mirada divertida no sorprendió tanto al hombre como las manos de ella metiéndose bajo el saco, palpando su abdomen y pectorales por encima de la camisa a la vez que le empujó a que quedara de espalda contra el escritorio. Su corazón se aceleró desbocado cuando los labios de la mujer comenzaron un recorrido por su cuello con lentitud, a veces tomando demasiado tiempo en un solo beso estático, pero que le hace a su organismo sentir que está corriendo sin tregua.

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