𝒞𝒾𝑒𝓃𝓉𝑜 𝒹𝒾𝑒𝒸𝒾𝑜𝒸𝒽𝑜

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ℛ𝒾𝓋𝑒𝓇𝓋𝒶𝓁𝑒

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ℛ𝒾𝓋𝑒𝓇𝓋𝒶𝓁𝑒

Omnisciente

Mientras se acercaban, Kevin les contaba lo que había sucedido.

—Iba trotando cuando lo vi.

—Oh —masculló Archie, al ver al ciervo encima de una mesa de piedra.

—Por como lo pusieron, parece que fue un ritual y que lo sacrificaron —dijo Betty, mientras se acercaba—. Y su sangre la utilizaron para pintar estas runas sobre la roca.

—¿Quien pudo hacerlo?

—No lo se, pero se llevó el corazón del ciervo —agregó la rubia, mientras hurgaba en el interior del animal.

—Bueno, ahhh... no trotaré aquí otra vez —aseguró Kevin.

—Ni deberías, intruso —todos voltearon a ver a Cheryl que venía con su compañera y sus niñas—. Ustedes tres invaden la sagrada y soberana nación de Thornhill.

—Salgan de sus fronteras ahora o nuestras alumnas los llenarán de flechas ¿como a quien, niñas? —agregó Dominique.

La melliza mayor, que a diferencia de sus hermanas, había sido la única en heredar el cabello castaño de su padre, se había unido a Cheryl. Había, además de todo, cambiado su apellido a Blossom. Después de todo, es lo que era, ¿o no?

Si bien no contaba con el cabello pelirrojo, sin duda alguna lo hacía con el ADN y el gusto excesivo por el rojo en sus ropas, y eso era más que suficiente.

—San Sebastian, maestra Blossom —respondió Britta.

—Nique, es una escena del crimen y debemos reunir la evidencia. Incluyendo al ciervo —le explicó Betty.

La mencionada rodó los ojos.

—¿Cuantas veces tengo que decirte que dejes de llamarme así, Niña del Horror? —le espetó.

Si bien Betty y Dominique nunca habían sido el prototipo de las hermanas que se querían y se apoyaban, su odio mutuo había incrementado con los años.

—Además, te recuerdo, que yo también soy una agente del FBI. Mucho mejor que tú, si me dejas recordarte. Así que nosotras nos encargaremos.

—Tenemos que llevárnoslo —insistió Betty.

—No harán tal cosa. Nuestras niñas y nosotras nos llevaremos el cadáver —dijo Cheryl.

—¿Y qué harán? —preguntó Archie.

—Estofado con su carne, cuero con su piel, pasta con sus pezuñas —respondieron Cheryl y Dominique a la vez.

—Eso... es algo brutal —opinó Betty.

𝒟𝑜𝓂𝒾𝓃𝒾𝓆𝓊𝑒//𝒥𝓊𝑔𝒽𝑒𝒶𝒹 𝒥𝑜𝓃𝑒𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora