𝒞𝒾𝑒𝓃𝓉𝑜 𝒹𝒾𝑒𝒸𝒾𝓈𝒾𝑒𝓉𝑒

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𝒜𝓁𝓌𝒶𝓎𝓈 𝒽𝒶𝓈 𝒷𝑒𝑒𝓃 𝓎𝑜𝓊

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𝒜𝓁𝓌𝒶𝓎𝓈 𝒽𝒶𝓈 𝒷𝑒𝑒𝓃 𝓎𝑜𝓊

Omnisciente

Nique se sentó abruptamente en la cama mientras ahogaba un grito y se llevaba una mano al cuello.

Tenía la respiración pesada.

Nuevamente, había tenido una pesadilla con El Basurero, en la cual le había cortado el cuello.

—Mierda —susurró, mientras se pasaba las manos por el cabello.

—¿Estas bien, Dome? —le preguntó Jughead, sentándose.

Ambos estaban en el búnker.

Si se lo preguntan, no. No habían hecho nada más que dormir.

Nique tenía su cabello suelto, y algo revuelto. Llevaba la camiseta de Jughead con la "S" y pantalones de algodón de cuadros rosas y blancos.

—Ya casi no me pasaba —susurró, para si, mientras se volvía a pasar una mano del cuello.

—¿Que pasa?

Nique lo miró.

—Aveces... tengo pesadillas con el... El Basurero.

Jughead, que estaba quitándole el pelo del hombro, frunció el ceño.

—¿El Basurero? ¿Por que?

Nique suspiró mientras Jughead prendía el foco que colgaba del techo.

—Habíamos descubierto en donde se escondía... —comenzó a contar, mirando al frente—. Betty y yo fuimos. Había una niña... bueno, una adolescente, llamada Teresa. Y yo... —se pasó una mano por el rostro—... bueno, supongo que Archie me pegó su complejo de héroe porque quería salvarla a cualquier costa. Los refuerzos no llegaban, y me desesperé. Y sabes que puedo ser muy impulsiva, así que le dije a Betty que entraría. Me dijo que estaba loca, que teníamos que esperar. Pero le dije que no me quedaría esperando por los refuerzos mientras esa chica corría peligro. Y que entraría con o sin ella. Al final me acompañó, y... básicamente, todo se fue a la mierda. Teresa ya estaba muerta para cuando llegamos, y El Basurero nos... nos secuestró por dos semanas —miró a Jughead con el ceño levemente fruncido—. Jug, yo... yo le rogué para que me matara —confesó aquello que no se había atrevido a decirle a nadie—. Betty y yo nos turnábamos para dormir, y mientras ella tomaba su turno... le rogué que me matara y que dejara ir a Betty. Y lo que me dijo... se me quedó en la cabeza, y no se si algún día se irá. Me dijo que no me mataría. Que me cortaría en pedazos. Primero, me cortaría los pies con una motosierra. Y cauterizaría las heridas. Después me cortaría las piernas por las rodillas, y cauterizaría las heridas y luego el resto de las piernas por las Ingles. Después pasaría a las manos, las cortaría por las muñecas y... lo siento —se disculpó al ver el rostro de Jughead—. Es mucho para ti.

𝒟𝑜𝓂𝒾𝓃𝒾𝓆𝓊𝑒//𝒥𝓊𝑔𝒽𝑒𝒶𝒹 𝒥𝑜𝓃𝑒𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora