D I E C I O C H O

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Carmel, Indiana
Octubre de 2005

Cierro mi laptop y verifico la hora en el móvil. Están por ser las nueve y media, y cerramos hasta las diez. He quedado con Harper para ir a cenar en casa de mamá, lo que quiere decir que Oliver tendrá que cerrar solo el restaurante.

Ha pasado una semana y mis días continúan siendo mejores. Ya ni siquiera pienso en la conversación con Harper; por mi bien y por el bien de mi relación con Oliver.

Es la primera vez en mucho tiempo que me siento plena y completa, no quiero arruinarlo, ni mucho menos que alguien nos lo arruine. Y, de todos modos, ¿Puede ahora mi vida mejorar aún más? Hace mucho no me hacía esa pregunta.

Y al parecer sí, sí que puede.

Oliver entra a la oficina justo cuando estoy levantándome de la silla. Deja que la puerta se azote sola por la euforia con la que entra y no deja de sacudir el periódico que trae entre las manos.

A pesar de los frenéticos movimientos y de sus urgidos pasos hacia mí, nunca deja de sonreír. Se pone el periódico en la axila para tomarme la cara y darme un eufórico y fuerte beso.

—¡Claire! —dice, sujetándome el rostro— Dos cosas. Uno... ¡Eres maravillosa! —vuelve a besarme— Y dos... ¡Lo has logrado! ¡Lo lograste!

Me río. —¿Lograr qué? —me pasa el periódico.

—Encabezar la lista. ¡Lo obtuviste!

Un segundo y medio después lo comprendo. ¿Cómo lo pude olvidar?

Fuimos nominados para participar en el Festival anual de "Locales de Carmel". Es una nominación que hace el periódico y el mismo público vota por el que más le ha gustado; contando atención, comida y aspecto del restaurante. El encabezado dice en letras grandes:

"The Kilm C.A
El mejor restaurante del año"

Dejo el periódico en el escritorio y salto encima de Oliver.

—¡Lo logramos! —no paro de reír.

Oliver suspira con la cara enterrada en mi cuello. —Lo logramos.

Me aprieta fuerte contra él una última vez antes de sentarme en el escritorio, tomar el periódico y comenzar a leer.

—El restaurante con el mayor número de votos no es ninguna sorpresa. El icónico restaurante The Kilm C.A cerca de la avenida central en la calle Preston abrió sus puertas en junio del 2004. Lo que era un pequeño local para cafeterías y floristerías, acabó siendo el restaurante apremiado por la clientela por su trabajo y trato al público...

Los hombros de Oliver se relajan cuando baja el periódico y me mira. Sus ojos brillan; no sé si de amor o emoción por este logro. Yo no lo veo muy diferente, seguramente.

Levanta el papel del artículo en específico y lo sacude. —Hay que enmarcar esto, Claire —mis hombros se sacuden de la risa—. ¡Hay que ponerlo en casa y en la pared de la entrada!

—Basta, ¡Respira! —lo tomo del brazo para acercarlo a mí. Le rodeo el cuello con mis brazos— Hay que hacerlo, pero necesito que te calmes un poco.

—Hay que celebrarlo. Hoy. Esta noche.

Sonrío. —Hecho. Tengo que pasar a la boutique e ir a casa de mamá, pero mínimo me demoraré una hora.

Sacude la cabeza. Luego me da un casto beso en los labios. —Demora lo que quieras —me dice, acariciándome la mejilla—, tenemos tiempo para celebrarlo nosotros.

Más allá de NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora