D I C I E M B R E, 2 0 0 2

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Nashville, Tennessee

Diciembre de 2002


Era diciembre, una semana antes de navidad. Jaxon y yo habíamos decidido ir a la playa por la tarde y acampar; nunca lo habíamos hecho, así que la decisión nos llevó un buen par de días para decidir.

De noche, pasadas las nueve, teníamos una fogata hecha y Jaxon me tenía abrazada en medio de sus piernas mientras mirábamos las estrellas. Estaba tan concentrada en la paz que sentía que ni siquiera hablar sobre ellas me hizo perder el hilo.

Completa, me dije. Estoy completa.

Luego de mirar el cielo corrimos al agua inesperadamente helada. Fui la primera en salir con Jaxon pisándome los talones unos segundos después. Su cuerpo estaba casi desnudo con la intención de darme calor; de hacerlo como todo lo que habías hecho hasta esa noche. Mutuo.

Entonces ahí mismo, mientras me besaba el cabello y yo me acercaba más a él con la excusa de entrar en calor, recordé lo último que había leído por ahí hacía días atrás.

No es sólo vivir, es sentirse vivo.

Jaxon me hacía sentir viva.

No esperas que aquello que te hace sentir con vida te la arrebate.

Nadie lo espera.


¡Gracias por leerme!

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