Portland, Oregon
Octubre de 1995Cuando Vee me invitó a esa fiesta, realmente no esperaba algo tan exageradamente perfecto y llamativo.
Estábamos en una casa de alquiler a las afueras de Portland.
Era Halloween, y lo estábamos celebrando a lo grande.Vee llevaba puesta una minifalda blanca transparente y un top del mismo material y color. Con plumas. Y unas lindas alas en la espalda. Iba vestida de un ángel. Todo lo contrario a lo que era.
La decoración de la casa era alucinante. Las escaleras cuesta arriba estaban iluminadas de luces naranja a los bordes y tenían neblina. En las esquinas de las paredes junto al techo había telarañas falsas y horribles arañas gigantes. Quien sabría de donde las habían conseguido.
Había maniquíes vestidos y otros sin nada en posiciones divertidas y al pie de la escalera, una figura de un zombi a cada lado.
La casa estaba llena, como se esperaba.
Las mesas con comida estaban decoradas con un mantel blanco agrietado y sangre falsa. Insectos de juguete y partes del cuerpo humano, falsos también. Había calabazas iluminadas pequeñas y la más grande tenía palomitas que salían por lo que parecía una boca hacia una olla gigante. Los hot dogs tenían dentro una salchicha en forma de dedo y en medio de la enorme mesa había una simulación de un cuerpo humano con prendas. En las aberturas del pantalón había bandejas alargadas con pollo frito, papas, salsas, snacks, y en medio de la camiseta abierta, salchichas y carnes. De cabeza tenía un bowl con ojos hechos de bolas de pan y de las mangas de la camiseta salían manos huesudas.
Era una locura.
—Vamos por algo de beber —me gritó Vee y sólo asentí antes de seguirla.
Nos acercamos a lo que parecía un caldero de brujas.
Tenía dos enormes cucharones y por debajo parecía que había fuego, pero sólo eran luces amarillas y naranjas.
Me bebí la mezcla rosada con un poco de asco, pues cuando Vee removió el líquido en el caldero, salieron a flote un ojo y una mano. La decoración era espeluznante, de verdad.
—¿Importa si te dejo sola? Es que aquél chico de allá no deja de mirarme —se acabó el trago de una sentada y luego lo dejó junto a la mesa.
—Pues, no es como que te diga que no y me harás caso —hizo una mueca.
—De acuerdo, bien. Deja hablo un rato con él y luego vengo por ti.
—No quiero quedarme sola, no conozco a nadie —chasqueó la lengua.
—¡Vamos! —suplicó— Andas guapísima, en cuanto me vaya algún tipo se te va a acercar —me dijo—. Igual y puedes perderte en la mesa de dulces, ahí puedes quedarte mientras ligo.
Suspiré. Me di la vuelta para darle la espalda y servirme más bebida.
—Bien.
Chilló.
—¡Gracias! —me besó la mejilla— Dame unos cinco minutos.
Luego de eso, se marchó contoneando las caderas.
Toda la casa estaba de rojo. O al menos casi toda. La sala, que era donde estaba la comida y la pista de baile, tenía luces de colores que se disparaban a distintas direcciones y había música electro. Aunque justo en ese momento se escuchaba Where have you been? de Rihanna por los altavoces.
—¿Seguirás bebiendo o mejor me acompañas a la mesa de dulces?
Su voz sonó contra mi oreja y pegué un respingo. Lo miré dispuesta a atacar por haberme asustado, pero mi boca se cerró.
Jaxon llevaba el cabello perfectamente peinado hacia un lado y traía puesto una jardinera descolgada de un hombro. Y sin camiseta.
Tragué grueso.
—Estás aquí —se me ocurrió decir.
Llevábamos tres meses siendo amigos y todavía no me acostumbraba a tenerlo de cerca.
—Supe que una tal Claire Allen vendría y no dudé en venir —bromeó. En cuanto notó mi silencio se rió y plantó un beso en mi sien con mucha fuerza y mucho cariño, luego se sirvió—. ¿Vamos?
Me estiró el brazo para que lo enganchara y lo hice.
La mesa de dulces era exageradamente inmensa y estaba vacía. No sabía si asustarme o agradecer porque no hubiese nadie. Tomé una barra de chocolate y le quité la envoltura.
—¿De qué vienes vestido? —pregunté.
—Pues —se dio un vistazo rápido—, de un ardiente jardinero, supongo.
El overol traía girasoles dibujados y mi vista se perdió un segundo en su clavícula huesuda.
—¿Y tú? Déjame adivinar —me dijo—. ¿Eres una sexy pirata o algo así?
—Ni cerca —me reí—. Soy una arquera de la época medieval —halé el hilo del arco que me había regalado Vee y que había llevado cruzado contra el pecho todo el rato. Las cejas de Jax se alzaron.
—Bueno, te ves fascinante.
Tenía los ojos puestos en mi cuerpo y antes de subir a mi rostro se perdió en mis pechos que sobresalían un poco demasiado de la ropa. El corazón me aleteó un poco.
—Tú no te ves nada mal.
—Por supuesto que no —hundió los hombros. Tenía una sonrisa de suficiencia en los labios—. Ya sabes, de necesitar que rieguen tus plantas puedes pedírmelo.
—Me lo pensaré.
—Serás mi cliente estrella.
—¿Y eso qué significa?
Se acercó a mí.
—Qué ahorita no llevo camiseta, pero para regar tus plantas iré sin absolutamente nada —se alejó—. Apuesto a que la idea te ha gustado.
Jaxon era un egocéntrico, coqueto y listillo. Pero yo lo era más. Además, sabía disimular muy bien.
—La verdad es que no. Además, odio las plantas.
Jax soltó una carcajada antes de tomarse lo último que le quedaba en el vaso. Luego me miró con una mueca de fascinación por mi respuesta.
—Tan difícil como siempre.
Canción: Where have you been? - Rihanna
Sí gente, yo sé que Where have you been? No existía aún en 1995, pero sólo ignoren y disfruten, okey? Les aseguro que intenté buscar música medio electrónica de los 90s y no encontré nada. Si alguien tiene sugerencias, se lo agradecería, aunque para ser honesta, la letra de esta canción es que pega muy muy bien con ellos, así que...
![](https://img.wattpad.com/cover/264628867-288-k777806.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Más allá de Nosotros
Literatura FemininaA pesar de sus evidentes diferencias, una mujer idealista, inconformista, amante de la astrología y un mujeriego con gustos clásicos son amigos desde el día que se conocieron en el pasillo de la residencia universitaria. Todo va bien desde hace ocho...