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EL AMBIENTE SE APACIGUÓ DESPUÉS DE UN RATO,y se habló sobre los aspectos superficiales de cada uno.
Por ejemplo, Rosalie y Jasper no eran verdaderos hermanos, solo compartieron el apellido para mantener las apariencias debido al rubio cabello de los dos. Su familia, era un clan de vampiros vegetarianos en cierto modo, ya que afirmaban ingerir únicamente sangre animal debido a la ponzoña que desprenden sus colmillos al morder a un humano —también le aclararon que así ellos los transformaban—. Brillaban bajo el sol, la piel centelleaba literalmente como si tuvieran miles de nimios de diamantes incrustados en ella.
Lo más sorprendente eran sus poderes. Edward y su habilidad telepática; Elizabeth recordó todo lo que pensó acerca de él cuando el castaño se encontraba cerca, y se dio una palmada mental en la frente. Alice y la precognición; ella era el motivo por el cual Rosalie y Jasper estaban esperando a Elizabeth, Alice la había visto venir. La belleza exorbitante de Rosalie y la fuerza descomunal de Emmett. Jasper poseía la habilidad de sentir y cambiar las emociones de aquellos a su alrededor.
—¡Oye! —había exclamado Elizabeth apuntando al rubio con un tono acusatorio—. Desde que llegué usaste tus poderes en mí.
—Mis sinceras disculpas, ma'am —pero su sonrisa fue presuntuosa.
Después el turno de Elizabeth llegó. Al igual que los Cullen se reservó la causa de su transformación y maquilló el motivo de su llegada a Forks. Volvió a repetir los efectos de la verbena en ella, su capacidad de usar lo que se llamaba compulsión para obligar a los humanos a realizar lo que ella quisiera —mientras no hayan ingerido la planta morada o la estuvieran usando—. Hubo una demostración dolorosa sobre el sol en ella.
—Elizabeth, nunca vuelvas a hacer eso —su cuerpo fue rodeado por Rosalie y Jasper en un abrazo aliviado cuando las llamas se extinguieron.
—Créanme, tampoco pretendo morir envuelta en fuego.
Se saltó mencionar su alimentación a base de sangre humana y la muerte permanente. Mientras no le clavaran una estaca de madera en el corazón o se lo arrancaran, podía morir temporalmente por ahogamiento, envenenamiento, rompimiento de cuello y demás.
—¿Elizabeth? —la morocha salió de su mente, regresando a la realidad en donde se encontraba en una de las tiendas de Port Angeles, junto a Bella, Jessica y Ángela, buscando vestidos para el baile.
—Sin mangas, Jessica —respondió al instante, aún teniendo un oído en la conversación—. Pero el vestido resalta tu pecho.
