❛ 𝗶𝘅. 𝗂 𝖻𝖾𝖼𝖺𝗆𝖾 𝖺𝗇 𝗈𝗎𝗍𝖼𝖺𝗌𝗍.

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❛ 𓄼 NOVENO CAPÍTULO 𓄹

          ERAN UN MANOJO DE NERVIOS MIENTRAS REGRESABAN A LA CAMIONETA DE BELLA, corriendo como si la vida se les fuera a acabar en ello, Bella pisando a fondo el acelerador para alejarse lo más que pudieran del claro

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ERAN UN MANOJO DE NERVIOS MIENTRAS REGRESABAN A LA CAMIONETA DE BELLA, corriendo como si la vida se les fuera a acabar en ello, Bella pisando a fondo el acelerador para alejarse lo más que pudieran del claro. Elizabeth aún jadeaba, curada, pero la impresión de casi haber muerto nadie se la quitaba; nunca habían traspasado su pecho y apretado su corazón. En cierta parte tenía que agradecerle a los lobos por haber hecho su aparición.

—Le contaré la verdad a Charlie —hace una mueca—, o al menos una parte. Tiene que saber que no es un oso.

Elizabeth suspiró, aún estupefacta, procesando las palabras de Bella. —Sí, sí, completamente —tenía que advertirles de cierta manera que el enfrentamiento no merecía comparación, un oso a hombres lobo, porque ningún lobo normal y conocido era así de grande—. Creo que debería llegar a cambiarme, Charlie enloquecerá si me ve así.

Su ropa estaba ensuciada de tierra, su blusa arruinada con un hoyo donde Laurent había metido su mano, su cabello revuelto y su rostro y pecho manchados de sangre seca. Ella volvió a parpadear, vislumbrando en la cercanía sus casas.

—Te veré en la noche, ¿Si? Necesito estar a solas unas horas —Bella gira su rostro con confusión hacia la morocha, frunciendo el ceño a sus palabras. De los meses que conocía a Elizabeth, nunca buscó estar sola en ningún momento, feliz o triste, siempre buscaba compañía. Supo que el tema le había afectado lo suficiente, así que asintió en comprensión.

—Llámame por cualquier cosa —un segundo después Elizabeth desapareció de la camioneta, desnudándose en la soledad de su habitación, caminando hacia la ducha para quitarse los escalofríos y el miedo.

Al sentir la tibia temperatura del agua mojar su piel, comenzó a cavilar el incidente en el bosque, su casi muerte la llevó a pensar en Victoria, quien Laurent aseguraba estaba decidida a darle caza a ella o a sus compañeros de una manera inmortalmente dolorosa, seguramente retorcida. Y eso la llevó a pensar en su padre, de quien no había tenido noticias. Su silencio era preocupante, sabía que John Gilbert como el cazador que era solo estaba jugando con su cabeza, dejándola creer que estaba a salvo de él.

Ahora tenía una segunda persona en la lista de quienes buscaban matarla.

Fregó con desesperación la suciedad fuera de su cuerpo, dejando su piel al rojo vivo. Tenía que contarle a Bella, lo de su padre y lo de los lobos. De los hombres lobo.

Salió de la ducha y se cepilló el cabello húmedo, rompiendo el cepillo en el proceso por su fuerza sobrenatural, pero no le dio importancia mientras se colocaba la ropa interior y volvía envuelta en una toalla a su habitación, encontrándose a Jacob parado frente a ella. Hubiese gritado, pero lo miró perpleja y atónita.

Jacob había cambiado en tan solo una semana. Lo primero de lo que se dio cuenta fue de que se había rapado su hermosa cabellera; había apurado mucho el corte, y ahora le cubría la cabeza una fina y lustrosa capa de pelo que aún parecía satén negro. Las facciones del rostro le habían cambiado de pronto, se mostraban duras y tensas, las de alguien de más edad. El cuello y los hombros eran más gruesos; las manos parecían enormes, con los tendones y las venas marcados debajo de su piel cobriza. Pero los cambios no eran nada comparados con su expresión; oscura, con un rencor perturbador.

𝐒𝐎𝐔𝐋 𝐀𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓 ៹ 𝗍𝗐𝗂𝗅𝗂𝗀𝗁𝗍.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora