Anorexia. Harry Styles.

Capitulo 59

Y ahí estaba yo. Sentada frente ala ventana en una silla de madera importada, miraba como el sol iluminaba cada pequeña parte de los árboles. En cada rincón había un rayo de luz amarillenta y con ella un manto de diminutas gotitas cubriendo los troncos de los árboles, todo era tranquilo, hasta que llegó Harry.

-Holaaa, holaa, ¿Admirando el paisaje?- Preguntó. Yo sólo Asentí sin quitar la mirada de los árboles frondosos. -Tus medicinas. Te traje comida y tu jugo especial- Colocó una bandeja a un lado mío y le sonreí en agradecimiento.

Nos quedamos mirando unos minutos hasta que el teléfono de Harry sonó.

-Un momento- Me sonrió y salió.

Me dediqué a escanear la bandeja y contenía: Huevos Revueltos, pan tostado, Una manzana y mi "Jugo especial" No le puse pero y lo empece a comer. A minutos entró Harry un poco... ¿Triste? ¿Decepcionado?

-¿Qué pasa?- Me levanté y lo miré a sus ojos. Su mirada estaba perdida y algo triste. -Contestame- Lo moví y una pequeña lágrima rodó por su mejilla. -¡DIME QUE PASA HARRY! Carajo- Grité molesta.

-¡MI MAMÁ!- soltó un sollozo.

-¿Qué pasó con Ella?- Mordí mi labio inferior, los nervios estaban comiéndome.

-Está muy grave en el hospital... ella y Gemma tuvieron un accidente, Gemma está bien pero mamá fué la más afectada...- Cerró sus ojos con fuerza y ahogo un pequeño sollozo.

-Todo estará bien mi amor- Lo abracé. Tenía que demostrarle que contaba conmigo para todo. Colocó una de sus tibias manos en mis brazos y lo frotaba con suavidad.

-Si le pasa algo...-

-Mirame Harry- Sostuve su cabeza entre mis manos. -No pasará nada ¿Okay?- Traté de sonar lo más paciente, asintió repetidas veces rápidamente.

-Vamos con ella, tengo que verla- La suela de su zapato chocaba rítmicamente en el suelo. Sabía que estaba desesperado, lo comprendía.

-Vamos- Salimos de casa y tomamoa un taxi. Si otro taxi.

Recorriamos todo Londres mirando a gente, árboles, edificios, etc. Llegamos al hospital y al bajar del taxi... sentí una pulsación rara, al parecer extrañaba el hospital. Hace mucho que no lo visito yo.

Subimos al elevador hasta que subió arriba. Bajamos y caminamos por las puertas una por una hasta que encontramos la de Anne. Abrimos la puerta lentamente y Entramos sin hacer ruido alguno. Pero claro, Harry o yo, siempre uno la tiene que cagar. Harry tiró un garrón dorado que estaba a un lado de la puerta y Anne despertó poco a poco. Él se acercó con lágrimas en los ojos y tomó su mano. Por mi parte estaba a un lado de el palmeando su espalda.

-Harry... querido... Gemma... ¿D-donde está?- Preguntó Anne con una voz quebrada y muy devastada.

-No te esfuerces. Ella está bien...- Acarició el cabello negro se Anne y al parecer ella disfrutaba su tacto.

Obviamente ¿Quién no?

Cruze ambos de mis brazos disfrutando de aquella escena. ¿Cuanto hubiera dado yo por algo así con mi padre? Hubiera dado cualquier cosa... Mordí mi labio con fuerza evitando las ganas de llorar. Tenía que ser fuerte.

-¿Esta es la jovencita... con la cual pasas todo tu tiempo, hijo?- Preguntó Anne a Harry. El asintió divertido.

-Sí mamá. Con ella paso todo mi tiempo, ella es como mi segunda mitad-

-¿Ya superaste a Marialine?- El semblante de Harry cambió por completo. Esa sonrisa se transformó en una cara de disgusto total. -Ohhh lo siento querido yo...-

-Con permiso.- Se levantó de su lado y salió enojado.

-Ya se le pasará- Me acerqué a Anne animandola.

-Eso espero querida, no era mi intención, simplemente quería saberlo- Sonrió cansadamente.

-Si. Ya lo superó- Le dediqué una sonrisa.

-¿Sabes Querida...? Siempre he dicho, si las piezas no son del mismo rompecabezas no encajan- Sonrió de lado a lado y me quedé pensativa. Tenía razón, si las piezas de un rompecabezas no son compatibles con el hueco, no encajan...

-Que sabia Señora Anne-

-Ya soy vieja, querida- Rió.

-Claro que no-

Anne y yo empezamos una conversación un poco entretenida. Me contó de Gemma, de su esposo difunto, de su actual esposo y más dichos de amor que ella decía. Era una señora muy agradable y risueña.

-Siempre he dicho que Harry tiene buenos gustos con las chicas- Puso su mano arriba de la mía y me sonrió.

Solté un cansado suspiro de decepción.

-¿Qué sucede?- Preguntó Anne. Al parecer lo notó.

-No merezco a Harry... el es un chico genial, amoroso, comprensivo, amable, guapo, inteligente... y yo sólo... una anoréxica- Dije Escupiendo la última palabra. Miré que Anne abría sus ojos como platos.

-¿Anoréxica? Ósea que lo que me contaba Harry de que estaba en el hospital contigo... no era mentira...- Negué.

-No era mentira... el si estaba conmigo Anne-

-Mi hijo se merece a alguien como tu. Veo en tus ojos que eres pura, inocente y llena de vida querida, cuidalo... te lo dejo en tus manos-

-Gracias Señora Anne- Besé su frente y salí en busca de Harry. En el camino iba pensando... ¿A qué se refería a dejarlo en mis manos? Bueno, ya que.

Escanee el lugar con mi mirada hasta que lo encontré. Estaba sentado con un vasos de café entre sus manos. Me acerqué y me senté a su lado.

-Aún no la supero...- Me susurró. Voltee a mirarlo, quería mirarlo a los ojos pero al parecer el no quería, se dedicaba a mirar el vaso.

-eso lo sé-

-Quiero olvidarla pero no puedo...-

-Debes hacerlo... no por mi Harry, por ti. Tu mismo te haces daño- Traté de hacerlo entrar en razón.

-Y lo quiero hacer... por ti y por mi... por los dos. Eres mi novia y no te he Estado tratando como tal- Cerró sus ojos con arrepentimiento.

-¿Bromeas? Ningún novio se acordaría de mi jugo especial, ni siquiera yo me acordaba... y si, hasta me llevaste un desayuno- Reí y me miró.

-Te amo- Se acercó a mi boca. Nuestros alientos chocaban entre sí.

-igual yo- susurre cerca de sus labios rojos.

-¡Un doctor!- Salió corriendo una chica de cabello teñido rubio, y con facciones parecidas a Harry.

-¡¡GEMMA!!- Harry se levantó de su silla tirando el Vaso de café al piso y siguió ala chica. Me Levante y les seguí el paso a como pude.