Hollywood

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OCTUBRE 1997. LOS ANGELES

CAPÍTULO CONTINUACIÓN DE: MARIPOSAS 

Fer acaba de conseguir ese cofre de Psique y C lo lleva a Perséfone.

— oye Dean...

— ¿Qué pasa?

— ¿Porqué el oráculo me eligió a mí para esta misión?

La niña estaba sentada junto a un chico pelirrojo en el suelo y no lo miraba a la cara. Prefería observar las llamas de la fogata. Dean la observó con tristeza. Tan pequeña y perdiendo tanto. Cargando tanto que sus hombros se hundían por el peso.

— No tengo idea, Fer— . El chico suspiró— . Pero mira el lado bueno: ya completamos la mitad de la misión. Ir con la señora fue un dolor de cabeza ¿no? Pero lo conseguimos. Nos falta menos ahora.

Fer volvió a suspirar y pasó la mirada de las llamas a su mano, donde tenía la caja que Perséfone necesitaba. Era de oro, plata y madera de ébano, decorada con piedras preciosas de patrones florales. La caja gritaba INFRAMUNDO por donde la vieras.

—Se siente como — la niña arrugó la nariz — demasiado, supongo.

Y suspiró.

Dean hizo los mismo. La primera parte de la misión había sido difícil.

De por si, es difícil encontrar el castillo de Psique. No importaba que tan linda y agradable se viera la diosa del alma, era muy quisquillosa para todo. Aún más convencerla de devolverles una caja que le dieron hace milenios. 

Ni Fer ni Dean tenían ganas de volver a entrar a un armario de almacenamiento en su vida después de eso. Tampoco querían volver a ver uns mariposa en sus vidas. No querían ni pensar lo que pasaría en la segunda parte del trayecto.

—Bueno — el chico suspiró mientras se rascaba la nuca —. Mientras no digamos algo estúpidamente positivo sobreviviremos . No hay que tentar al destino fingiendo que todo saldrá bien.

La niña lo miró con intensidad y tristeza. El fuego la iluminaba dándole un matiz dorado.

—¿Aunque realmente lo desee?

El tono de la pequeña denotaba desesperanza. El chico solo pudo asentir.

— incluso cuando es lo único que deseas.

El hijo de Deméter estaba triste por tener que decirle todo eso a la niña. Pero Fer solo desvío la vista de nuevo a la hoguera.

La niña pensaba en Egan, el sátiro que los había acompañado hasta hace unos kilómetros. Otro sátiro muerto a manos de un cíclope.

Cualquiera diría que solo cumplía su deber. Pero, para Fer, perder a espíritus de la naturaleza era un tema sensible. La niña desvío la mirada a la caja nuevamente. Oro, plata, diamantes y ébano. La madera era simplemente madera. Hasta se sentía suave al tacto como prueba de su antigüedad.

La niña miró a las llamas nuevamente. Sería tan fácil si solo... No. Se obligó a dejar de lado esos pensamientos. Si enfurecía a la diosa de la primavera, podría causar un desastre monumental. Adiós primavera es igual a adiós flores; que equivale a adiós frutas y semillas.

Ella no sería la causante de hambrunas que exterminaran a la raza humana o algo parecido. No señor. Si alguien quería hacer eso ella no se opondría, pero no tenía ganas.

Pero era tan fácil simplemente tomar la caja y arrojarla al fuego... NO. La nena tomo la caja y la metió con brusquedad a su morral. Dean la miró extrañado.

Inferna Heller BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora