JUNIO 2002. LONG ISLAND. CAMPAMENTO MESTIZO.
Capitulo continuación de: La gala del galope
Fer subió nuevamente al lomo de Firenze cuando llamaron a todos para volver a Long Island. Firenze habló con ella bastante sobre el lugar de donde veía, allá en Inglaterra, incluso dejó que la niña le arreglara el cabello sin importarle si Fer estaba completamente bañada de pintura por todos lados. Fer decidió que Firenze era genial y que se llevaría muy bien con Quirón, y fue tan genial que ni siquiera se dio cuenta cuando llegaron al campamento.
Fer se bajó del lomo del centauro, quien corrió junto a todos los demás centauros con una mirada entre avergonzada e infinitamente emocionada. Al parecer los centauros tenían muchas ganas de conocer a Dioniso. Les habían dicho que organizaba unas fiestas increíbles. Pero se llevaron una decepción, el dios del vino no estaba para fiestas precisamente cuando el campamento en pleno se reunió en lo alto de la colina Mestiza.
Fer se enteró de varias cosas mientras pasaba por manos de varios campistas mayores, Victoria, Silena y Charlie fueron los que le pusieron especial atención; pues mientras la rubia le daba vueltas y removía el cuerpo de la niña para una revisión rápida y exhaustiva, Charlie la regañaba porque "¿Cómo se atrevía a tener sus espadas dobles sin el filo correcto?" y Silena le explicaba de manera detallada como era que el campamento habían pasado dos semanas muy duras. La cabaña de artes y oficios había quedado carbonizada hasta los cimientos a causa de un ataque de Draco Aionius (que era como un lagarto enorme que escupe fuego y le gusta destruir todo). Las habitaciones de la Casa Grande estaban a rebosar de heridos; los chicos de la cabaña de Apolo, que eran los mejores enfermeros, habían tenido que hacer horas extras para darles los primeros auxilios. Todos los que se agolpaban ahora en torno al árbol de Thalia parecían agotados y hechos polvo.
—Mira a ese nuevo, está hecho polvo. — le murmuró Charlie de forma ligeramente divertida a la azabache mientras la cargaba en sus hombros. Señalaba a un chico de grandes rizos rubios y piel bronceada que de alguna manera conseguía verse casual cubierto de vendas y con flechas atrapadas en algún lado de su ropa. Se veía extrañamente satisfecho, parado ahí todo cansado y maltrecho. — Pobre chico... Deberías dejarlos descansar, Vic.
Victoria rodó los ojos, pareciendo satisfecha por haber terminado de revisar a Fer. De un movimiento rápido, le metió a la boca a Charlie una de las mágicas paletas de néctar. Fer rió por el casi atragantamiento que tuvo el gigantón, sin preocuparse por el hecho de que ella estaba sentada sobre sus hombros.
— Yo cuido bastante bien a mis chicos, muchas gracias — gruñó casi mordaz mientras le daba palmaditas en la espalda — y el niño se llama Will ¿A que está bonito? Lo reconocieron hace una semana y se ha puesto a tope en la enfermería desde entonces.
Charlie rodó los ojos mientras asintió y Silena hizo una mueca curiosa con la cabeza.
— ¿Ustedes se conocen de antes? — preguntó la hija de afrodita con una mueca emocionada formándose en el rostro.
Charlie asintió con la cabeza, todo rudo, a la vez que Victoria le tendía una paleta a Silena y otra a Fer.
— Somos del mismo vecindario y terminábamos en las mismas escuelas porque nos expulsaban casi al mismo tiempo. — explicó la rubia.
— Éramos el terror de todos los directores del condado — Charlie aportó con una mueca divertida, como si recordara un momento particularmente gracioso.
— Nos odiaban — concordó Victoria con una risotada, pero se calmó cuando Clarisse, frente a todo el campamento, se quitó aquella chaqueta de piel de cordero, que se transformó nuevamente en lana dorada. En cuanto Clarisse cubrió la rama más baja del pino con el Vellocino de Oro, la luna pareció iluminarse y pasar del color gris al plateado. Una brisa fresca susurró entre el valle, todo pareció adquirir más relieve: el brillo de las luciérnagas en los bosques, el olor de los campos de fresa, el rumor de las olas en la playa. Poco a poco, las agujas del pino empezaron a pasar del marrón al verde. Fer sonrió con alegría al sentir la vitalidad de todo aquello.
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Inferna Heller Black
Fanfiction¿Qué pasaría si Rosalie y Emmett decidieran adoptar? Destiny es una pequeña que vive en el centro de adopciones de Alaska hasta que ciertos vampiros llegan a sus vidas para cambiarla por completo ¿Y si esa niña resulta no ser del todo humana? ¿Y su...