¿saltamos?

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JULIO 2001. ST.  LOUIS, MISURI.

Fer sabía que tenía buenas razones para ignorar a los dioses; pero si fuera tan simple como voltearles la cara no merecerían llamarse dioses.

Se había pasado los últimos días corriendo de aquí para allá. Tratando desesperadamente de alcanzar a la criatura que había robado las llaves de las puertas de la muerte.

Realmente, era una suerte que sólo hubieran robado las llaves porque eran algo mucho más fácil de recuperar que las mismísimas puertas. Aunque no por ello dejaba de ser igual  de agotador.

Resultado que la criatura qué perseguía era una "mujer con un chihuahua": Equidna. Ella había robado las llaves ¿porqué? A lo mejor estaba aburrida... a lo mejor Zeus quería causar alboroto. Con una guerra entre bandos de dioses en camino ¿porqué no jugar un poco? A Fer le parecia algo muy razonable; pero claro que no podía decirlo en voz alta sin sonar pretenciosa o que la calcinaran. Lo que sí sabía era que la llave estaba colgada en el cuello de Quimera en forma de un perro pequeño con rabia y tembloroso.

Ahora Fer estaba en Misisipi, rastreandola antes de que siguiera su camino y la busqueda se alargara. Equidna había tomado la forman de una mujer rolliza con un vestido azul de jean, lentes de sol y un gran sombrero de ala ancha. Se veía repulsiva puesto que su cuerpo sudaba de manera descontrolada y su rostro tenía una gruesa capa de maquillaje mortal. Fer habia visto el maquillaje en las hijas de Afrodita y a ellas se les veía muy bien. Pensaba seriamente en decirle a esas chicas si le podían rezar a su madre para que le enseñe a las señoras monstruo a maquillarse... claro, suponiendo que volviera al campamento con vida.

Fer se dedicó a seguir a la mujer monstruosa mientras ella huía durante cansinas jornadas. No entendía por qué no le daba pelea. Equidna obviamente era más fuerte que Fer, pero la niña no se quejaba de eso. Un zarpazo de "la madre de los monstruos" y se iría al Hades de manera poco digna. Lo más importante, no habría cumplido su misión y Annabeth podría morir.

Ese pensamiento le dio fuerzas para seguir acercándose a su objetivo. Fer se había cambiado un poco la ropa. Sus shorts ahora eran unos tejanos oscuros y la camiseta chillona del campamento estaba rezagada y hecha tirones en su mochila. Ahora tenía una camiseta de rock'n roll que le quedaba cuatro tallas más grande. Todo lo había sacado de una tienda de ropa usada en la que dejó un par de camisetas nuevas como pago que había robado de un almacénen el que entró por error. De hecho, la dependienta de la tienda le regaló una gorra parecida a la de Annabeth, pero negra y con una B blanca y grande en la cabeza, dijo que era para protegerla del sol.

Su abrigadora chaqueta plateada, que había obtenido hace mucho en Vancouver, estaba amarrada a su cadera. Fer se sentía bastante débil por haber hecho un viaje en las sombras para alcanzar a Equidna, así  que en la boca tenía una de sus inseparables paletas de Néctar a medio chupar. Tenía ganas de morderla, pero sabía que si lo hacía no podría comerse otra si se le antojara, así que preferiría ir despacio mientras rastreaba a la mujer.

Cuando la vió. Ella estaba en una fila para ir en una cápsula hasta arriba de un monumento. Casi decide esperar al siguiente turno para seguirla sin problemas, pero una melena rubia llamó su atención.

- ¿Annabeth?- llamó su atención mientras se acercaba a ella. La melena rubia volteó. Había acertado.

-¿Fer?-la voz de la chica sonó realmente sorprendida - ¿qué Hades haces en Gateway Arch?-sin importar el tono, la rubia abrazó a su amiga con fuerza y ella le regresó el apretón.

- misión de emergencia... algo semi Kamikase como es usual - le respondió Fer en tono divertido. La niña pudo escuchar como Annabeth hacía un ruidito de desaprobación.

Inferna Heller BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora