El bosque es un lugar peligroso

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ABRIL 1996. VANCOUVER, CANADÁ.

Fer y Elver habían estado huyendo de la hydra por días en dirección al sureste ¿o era suroeste? No importaba. la cosa era que se dirigían a Nueva York.

Hacía mucho que las mallas del vestido de Fer habían desaparecido, al igual que su abrigo blanco ( qué terminó siendo destrozado por las mandíbulas de la hidra como distracción) y sus guantes. Caminaba con un vestido grueso verde hecho tirones, zapatos de charol y un gorrito gris entre la vegetación. Elver la acompañaba muy tranquilo y seguro de sí mismo. Fer se preguntaba si Elver realmente es así de seguro o sólo lo aparentaba. los sonidos de la naturaleza eran suaves y pacíficos, combinando bien con su última jornada. Llevaban casi 20 horas en las cuales no habían visto a esa hydra; los bosques rodeaban varias ciudades y, aunque La hydra no parecía avanzar de noche, no se arriesgaban a dormir en un Hostal o algún lugar cercano a humanos. Las últimas semanas se la habían pasado durmiendo en las mañanas y por turnos. desde el Alba hasta las 10 de la mañana y seguían con la travesía; de hecho se habían saltado la siesta del Alba para abarcar más terreno y descansar por la noche.

-¿Elver, dónde estamos?- preguntó Fer cuando se acercaban letrero gigante, tenía algo escrito en francés; pero entre la tipografía y la dislexia de Fer no se entendía mucho.

- en Canadá ¿porque?- le picó el chico; la niña le dio una mirada incrédula. Se había enterado hace buen tiempo que estaban en Canadá.

- Quiero conseguir ropa.

- no- la respuesta del chico fue rotunda y la apuró para dirigirse un poco más cerca de la autopista.

- pero si tengo frío, y esto ya no se puede usar- alegó Fer.

Elver miró a ver con ojos preocupados. Era verdad. Él había notado como la niña siempre gritaba y se abrazaba en busca de calor .Su vestido estaba hecho para el frío, pero sólo si tenía varias capas de ropa debajo. Ropa que se habían dejado tratando de despistar a la hidra.

- está bien- accedió con un suspiro cansino.

- Bueno...- Fer alargó la última vocal mientras giraba la cabeza en varias direcciones-. ¿ Hacia dónde vamos a la ciudad?

Elver la miro confundido por un momento, repitió la acción de la niña y luego señaló a su izquierda.

- allí hay un camino, los caminos siempre llevan a ciudades.- Fer asintió y siguieron caminando por un rato más. En realidad no fue tanto aunque Fer sentía que fueron semanas; máximo una hora después llegaron un cartel que decía "Welcome to Vancouver" donde la ciudad empezaba de forma abrupta.

Siguieron caminando largo rato más hasta llegar a la zona comercial. Ninguno habló durante el camino. Fer ya no sabía qué más preguntarle a él ver para satisfacer su curiosidad y Elver estaba demasiado hambriento para hablar sin balar.

Se detuvieron en un semáforo y Elver volteo hacia Fer.

-ten, tengo estas monedas. Cómprate algo en esa tienda. - le tendió a Fer un puñado de monedas y escuchó cómo el estómago de la pequeña rugía. Pero la niña no las aceptó.

-¿Y tu qué vas a comer?- preguntó y miró a los ojos a Elver, genuinamente preocupada.

Elver hizo un gesto con la mano.

-come tú. Yo encontraré algo.

Fer se cruzó de brazos.

-No.

-¿Cómo dices?

-comemos ambos o no come ninguno.- decretó la niña. Elver bufó.

-Por favor Fer, come. Lo necesitas.

Inferna Heller BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora