Inferna Heller Black

Destiny

ABRIL 1993. DENALI, ALASKA.

- me guzta la nieve y la noche- dijo Destiny para responder la pregunta que Rosalie le había hecho.

-¿la noche?- Rosalie extrañada

-tí, la noche- respondió la pequeña, Rosalie la miraba curiosa- zolo en la noche ze pueden ver las estiellas-explicó la niña. Rosalie sonrió y Emmett soltó una sonora carcajada.

-y... ¿te gusta el bosque?- preguntó Emmett, la niña sonrió y asintió- ¿que te gusta de el?

-Los alboles altos altos,- dijo Destiny mientras hacia muecas con sus manos al referirse a la altura de los árboles- también los pajalitos y los animales. Me guzta cuando nadie habla y ze escuchan muchas cozaz como el canto de los giillos y los pajalitos, el aile entle las hojas ¡es mágico!- la niña sonrió. Entrecerró los ojos, achinandolos con su sonrisa y empezó a dar vueltas en su lugar mientras reía.

Rosalie y Emmett la veían embobados mientras la nena seguía dando o vueltas y vueltas; su risa era un sonido angelical, como cascabeles movidos por el viento.

En sus mentes maquinaba la fantasía de la pequeña de tres años durmiendo en una gran habitación blanca y rosa (aunque emmet prefería un azul celeste o verde) con montones de juguetes por todos lados, cientos de vestidos hermosos, dignos de una princesa.

La veían jugar con ellos en el patio de la casa de Tanya, en Denali, haciendo un muñeco o de nieve y poniéndole una linda bufanda roja a este mientras Destiny era cargada por Emmett y le ponía una reluciente sonrisa negra al muñeco con trozos de carbón.

En sus mentes se imaginaban a la nena llendo a una academia de ballet, con un lindo lindo atuendo rosa y un  tutú que flotaba en el aire, también rosa, y siendo la elegida para hacer el sólo del lago de los cisnes por ser la mejor bailarina.

La imaginaban sentada en un tronco mientras ellos jugaban baseball, Emmett le enseñaría a batear y Rosalie la ayudaría llendo arrecoger las pelotas por ella... Edward le enseñaría a tocar el piano, Alice le contagiaría su refinado y abrumador sentido de la moda. Sería perfecto.

Rosalie miró a Emmett y este la miró, lanzó una sonrisa cariñosa y tan deslumbrante que Emmett se derritió en un instante. Corrió hacia Destiny y la cargo en el aire dándole vueltas, haciendola reír nuevamente. La tomó en brazos y la cargo como si fuera su propia hija.

El brillo que ambos tenían en la mirada era el mismo, un brillo travieso que los delataba. La pequeña miró a Emmett y le puso ambas manitas blancas en las mejillas.

- uzted es muy diveltido sénior cullen-habló la niña-pero cleo que tiene que vajalme- Emmett la miró extrañado.

-¿por que?-Pegunto el pelinegro

-po'que ustedes segulo van a adoptal a otro niño más bonito que io, y tienen que ir a buscal'lo- habló la niña muy seria, las dos adultos les dolió que ella creyera que no la iban a adoptar- Pol ejempio: laula salta máz alto que todos los demás, y Nathaniel- niña pronunció el nombre con mucho cuidado y poniendo énfasis en cada sílaba- tiene el pelo lubio y los ojos como los de u'tedez, también​ está Zoila, a ella le gusta colel y es la mejol saltando soga y jug...

-No los queremos a ellos Destiny-hablo Emmett con una sonrisa

-¿a no?- preguntó la nena.

-No-habló Rosalie, quien había llegado junto a Emmett hace un momento- te queremos a ti Destiny.

La niña los miró asombrada, ella nunca creyó que fueran​ a adoptarla, más allí estaban, dos personas que, le inspiraban confianza y eran amables con ella, querían que fuera parte de sus vidas.

La pequeña sonrió emocionada.

-Me gustalia muchio papá oso-dijo la niña feliz y se lanzo hacia Emmett para abrazarlo del cuello, Emmett abrió los ojos con sorpresa pero luego soltó una carcajada llena de alegría, Rosalie se le unió y, de repente, los tres volvian al edificio principal hablando y riendo, mientras que los niños que se quedaban en el patio miraban a la pareja curiosos, ya que la niña siempre había sido rara hasta macabra en algunas ocasiones les había llamado la atención a esa hermosa pareja y no la volverían a ver.